DOMINGO XX DOMINGO ORDINARIO Ciclo
A
Domingo 20 de agosto 2017
UNA CONFIANZA FUERA DE SERIE
El motivo de la incorporación de
las naciones extranjeras al pueblo de Dios está presente tanto en el libro de
Isaías como en la escena evangélica. En el primero aparece como una promesa
condicionada e imprecisa: los extranjeros que vivan entregados a Dios,
cumpliendo su alianza, los admitirá como miembros de pleno derecho en su
pueblo. El templo de Jerusalén ya no estaría reservado para los hijos de
Abrahán, en el futuro, Dios incluiría a hombres y mujeres de distintas razas y
lenguas. Ese proyecto no logró concretarse de manera sencilla. Aún, en el
primer siglo de nuestra era, los extranjeros eran excluidos y menospreciados.
La insistencia y la confianza de una mujer cananea consiguió doblegar la
cerrazón inicial del Señor Jesús. Esta mujer anónima ensanchó la mentalidad
relativamente exclusivista de Jesús y sus discípulos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 83, 10-11
Dios, protector nuestro, mira el
rostro de tu Ungido. Un solo día en tu casa es más valioso, que mil días en
cualquier otra parte.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que
quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la
derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú
Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que has preparado
bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones el anhelo
de amarte, para que, amándote en todo y sobre todo, consigamos tus promesas,
que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Conduciré a los extranjeros a mi
monte santo.
Del libro del profeta Isaías: 56,
1. 6-7
Esto dice el Señor: "Velen
por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está
a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse.
A los extranjeros que se han
adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el
sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi
monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Sus holocaustos y
sacrificios serán gratos en mi altar, porque mi templo será casa de oración
para todos los pueblos". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 66
R/. Que te alaben, Señor, todos
los pueblos.
Ten piedad de nosotros y
bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad
y los pueblos tu obra salvadora. R/.
Las naciones con júbilo te
canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los
pueblos y riges en la tierra a las naciones. R/.
Que te alaben, Señor, todos los
pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le
rinda honor el mundo entero. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios no se arrepiente de sus
dones ni de su elección.
De la carta del apóstol san Pablo
a los romanos: 11, 13-15. 29-32
Hermanos: Tengo algo que decirles
a ustedes, los que no son judíos, y trato de desempeñar lo mejor posible este
ministerio. Pero esto lo hago también para ver si provoco los celos de los de
mi raza y logro salvar a algunos de ellos. Pues, si su rechazo ha sido
reconciliación para el mundo, ¿qué no será su reintegración, sino resurrección
de entre los muertos? Porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su
elección.
Así como ustedes antes eran
rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con ocasión de la
rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los
rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzaran la misericordia de
Dios, también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido que todos
cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba la buena nueva
del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.
EVANGELIO
Mujer, ¡qué grande es tu fe!
Del santo Evangelio según san
Mateo: 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús se retiró
a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro
y se puso a gritar: "Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija
está terriblemente atormentada por un demonio". Jesús no le contestó una
sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: "Atiéndela,
porque viene gritando detrás de nosotros". Él les contestó: "Yo no he
sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús
y, postrada ante él, le dijo: "¡Señor, ayúdame!" Él le respondió:
"No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los
perritos".
Pero ella replicó: "Es
cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la
mesa de sus amos". Entonces Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande
es tu fe! Que se cumpla lo que deseas". Y en aquel mismo instante quedó
curada su hija. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con
gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el
Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que
con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los
profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos, hermanos, nuestras
súplicas al Señor y pidámosle que atienda a sus hijos, según las necesidades de
cada uno de ellos, respondiendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Roguemos al Señor por quienes, a
causa de su enfermedad, porque están el servicio de sus hermanos o por
cualquier otro motivo, no han podido venir a celebrar con nosotros el domingo;
a fin de que, ya que no pueden participar de la alegría de esta celebración, no
se vean privados nunca del gozo del Señor. Roguemos al Señor.
Roguemos por los que ayudan a los
pobres o hacen obras de misericordia en favor de sus hermanos, para que Dios
premie abundantemente el bien que hacen, y lo que reparten a sus hermanos el
Señor lo multiplique y lo convierta para ellos en premio de vida eterna.
Roguemos por los que están de
viaje, por los que tienen que vivir fuera de su hogar o alejados de sus
familiares y amigos, para que Dios los proteja de todo peligro, los ayude en
sus dificultades y les conceda retornar, sanos y salvos, a sus hogares.
Roguemos al Señor.
Roguemos finalmente por nosotros
mismos, para que el Señor nos haga perseverar en la fe cristiana, nos ayude a
conocer más y más el Evangelio de Cristo, fortalezca nuestra voluntad en el
bien, nos guarde de todo mal y nos guarde de todo mal y nos conceda alcanzar la
vida eterna. Roguemos al Señor.
Dios nuestro, que con el ejemplo
de tu Hijo, manso y humilde de corazón, nos has manifestado tu designio de
salvar a todos los hombres, escucha nuestras oraciones y revístenos de los
mismos sentimientos de Cristo, para que, con nuestras obras y palabras, demos
siempre testimonio de tu amor fiel. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, nuestros dones,
con los que se realiza tan glorioso intercambio, para que, al ofrecerte lo que
tú nos diste, merezcamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio II para los Domingos en
Tiempo Ordinario
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor
nuestro. Quien, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la
Virgen María; muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y,
resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y
con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra
de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre
del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 129,
7
Con el Señor viene la
misericordia, y la abundancia de su redención.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Unidos a Cristo por este
sacramento, suplicamos humildemente, Señor, tu misericordia, para que, hechos
semejantes a él aquí en la tierra, merezcamos gozar de su compañía en el cielo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.
Todos los pueblos en distintos
periodos de su historia han vivido una experiencia de lo divino. El lenguaje,
los símbolos y los conceptos acerca de Dios han sido variados y hasta
contradictorios entre las diversas religiones. Este relato evangélico nos
invita a creer que Dios no puede desentenderse de unos hijos para atender a
otros. En cada circunstancia histórica se va manifestando Dios a sus creaturas.
El Evangelio nos anima a superar los paradigmas excluyentes del pasado. Dios es
un Padre amoroso que busca personalmente a todas las personas. Quienes
reconocemos a Jesús como Señor y Mesías, entendemos que el camino cristiano es
la opción que nos ha permitido tener acceso al rostro genuino de Dios; pero a
la vez, estamos llamados a entender que Dios llama a otros pueblos a través de
otras experiencias de fe, valiosas y significativas.
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