sábado, 23 de enero de 2021

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20210124

La evangelización no es la implantación de algo que, de alguna forma u otra, no está ya allí. No debemos sentirnos culpables del mismo orgullo y pesimismo de Jonás pensando que el evangelizador lleve a Dios a un pueblo sin él, porque la voluntad salvadora divina es universal; según una de las doctrinas católicas más importantes, Dios no abandona a nadie. Al contrario, actúa en medio de todos, aun cuando no lo reconozcan. Puede ser que un pueblo rechace a Dios, porque él no se impone por fuerza a nadie, pero está presente. La evangelización implica el descubrimiento de la presencia de Dios en medio de una cultura, la purificación de esa cultura por la proclamación de la Buena Nueva, el fomento de una apertura plena a Dios, y el reconocimiento explícito de Dios por medio de palabras y acciones.

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