sábado, 16 de enero de 2021

DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 17 de enero 2021

 
LA FE INTEGRAL
1 Sam 3,3-10; Sal 39; 1 Cor 6, 13-15.17-20; Jn 1,35-42
 
En los capítulos finales de su Primera carta a los corintios, san Pablo reflexiona sobre algunos malentendidos que estaban fomentándose entre los cristianos de una de las ciudades más ricas e importantes de Grecia. Uno era la convicción de que la fe se vive sólo interiormente, en los pensamientos y sentimientos, es decir, en el alma. No importaba lo que un cristiano hiciera con su cuerpo, si su alma estaba pura. Pero Pablo rechaza este pretexto irrisorio proclamando "¡glorifiquen a Dios en sus cuerpos!" (v. 20). Así glorifica a Dios el joven Samuel por sus sencillas acciones corporales, despierta de su sueño, atiende la voz del Señor, y corre al santuario de Dios. Así mismo, los primeros discípulos glorifican a Jesús, siguiéndolo, mirándolo, escuchándolo, y quedándose con él. La fe se vive en toda la persona, alma y cuerpo.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4
 
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
Habla, Señor, tu siervo escucha.
 
Del primer libro de Samuel: 3, 3-10. 19
 
En aquellos días, el joven Samuel servía en el templo a las órdenes del sacerdote Elí. Una noche, estando Elí acostado en su habitación y Samuel en la suya, dentro del santuario donde se encontraba el arca de Dios, el Señor llamó a Samuel y éste respondió: "Aquí estoy". Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte". Samuel se fue a acostar. Volvió el Señor a llamado y él se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte". Aún no conocía Samuel al Señor, pues la palabra del Señor no le había sido revelada. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: ''Aquí estoy. ¿Para Qué me llamaste?".
Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al joven y dijo a Samuel: "Ve a acostarte y si te llama alguien responde: 'Habla, Señor; tu siervo te escucha' ". Y Samuel se fue a acostar.
De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes: "Samuel, Samuel". Éste respondió: "Habla, Señor; tu siervo te escucha". Samuel creció y el Señor estaba con él. Y todo lo que el Señor le decía, se cumplía. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 39,2 Y 4ab. 7-8a. 8b-9.10.
 
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 
Esperé en el Señor con gran confianza, él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.
 
Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.
 
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Los cuerpos de ustedes son miembros de Cristo.
 
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 6,13-15.17-20
 
Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. Huyan, por lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa una persona, queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
¿O es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo. Que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro. Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Jn 1, 41.17
R/. Aleluya, aleluya.
 
Hemos encontrado a Cristo, el Mesías. La gracia y la verdad nos han llegado por él. R/.
 
 
EVANGELIO
 
Vieron dónde vivía y se quedaron con él.
 
Del santo Evangelio según san Juan: 1,35-42
 
 
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Éste es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?". (Rabí significa "maestro"). Él les dijo: "Vengan a ver". Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir "el Ungido"). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir, "roca"). Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 

PLEGARIA UNIVERSAL
 
Oremos, hermanos al Señor y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias:
 
Por la santa Iglesia de Dios, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor.
 
Por los gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.
 
Por los que están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios, nuestro Señor, les abra la puerta de la misericordia y les dé parte en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.
 
Por nuestros familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.
 
Dios nuestro, que muestras los signos de tu presencia en la Iglesia, en nuestra asamblea y en todos los hermanos, escucha las oraciones de esta familia tuya y no permitas que nunca dejemos de estar atentos a ninguno de los signos que nos ofreces para manifestar tu plan de salvación, a fin de que nos convirtamos en apóstoles y profetas de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.
 
 
PREFACIO
 
El Misterio de la salvación
 
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 22, 5 Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado mi copa hasta los bordes.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 

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