LA FE INTEGRAL
1 Sam 3,3-10; Sal 39; 1 Cor 6, 13-15.17-20; Jn
1,35-42
En los capítulos finales de su Primera carta a los
corintios, san Pablo reflexiona sobre algunos malentendidos que estaban
fomentándose entre los cristianos de una de las ciudades más ricas e
importantes de Grecia. Uno era la convicción de que la fe se vive sólo
interiormente, en los pensamientos y sentimientos, es decir, en el alma. No
importaba lo que un cristiano hiciera con su cuerpo, si su alma estaba pura.
Pero Pablo rechaza este pretexto irrisorio proclamando "¡glorifiquen a
Dios en sus cuerpos!" (v. 20). Así glorifica a Dios el joven Samuel por
sus sencillas acciones corporales, despierta de su sueño, atiende la voz del
Señor, y corre al santuario de Dios. Así mismo, los primeros discípulos
glorifican a Jesús, siguiéndolo, mirándolo, escuchándolo, y quedándose con él.
La fe se vive en toda la persona, alma y cuerpo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que
todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas los
cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los
días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Habla, Señor, tu siervo escucha.
Del primer libro de Samuel: 3, 3-10. 19
En aquellos días, el joven Samuel servía en el
templo a las órdenes del sacerdote Elí. Una noche, estando Elí acostado en su
habitación y Samuel en la suya, dentro del santuario donde se encontraba el
arca de Dios, el Señor llamó a Samuel y éste respondió: "Aquí estoy".
Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me
llamaste?". Respondió Elí: "Yo no te he llamado. Vuelve a
acostarte". Samuel se fue a acostar. Volvió el Señor a llamado y él se
levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me
llamaste?". Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío. Vuelve a
acostarte". Aún no conocía Samuel al Señor, pues la palabra del Señor no
le había sido revelada. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste se
levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: ''Aquí estoy. ¿Para Qué me llamaste?".
Entonces comprendió Elí que era el Señor quien
llamaba al joven y dijo a Samuel: "Ve a acostarte y si te llama alguien
responde: 'Habla, Señor; tu siervo te escucha' ". Y Samuel se fue a
acostar.
De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como
antes: "Samuel, Samuel". Éste respondió: "Habla, Señor; tu
siervo te escucha". Samuel creció y el Señor estaba con él. Y todo lo que
el Señor le decía, se cumplía. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 39,2 Y 4ab. 7-8a. 8b-9.10.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé en el Señor con gran confianza, él se
inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.
Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en
cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije:
"Aquí estoy". R/.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto
es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he
cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
SEGUNDA LECTURA
Los cuerpos de ustedes son miembros de Cristo.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los
corintios: 6,13-15.17-20
Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para
servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor
y nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No saben ustedes que sus
cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo
espíritu con él. Huyan, por lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado
que cometa una persona, queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca
contra su propio cuerpo.
¿O es que no saben ustedes que su cuerpo es templo
del Espíritu Santo. Que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son
ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro.
Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Jn 1, 41.17
R/. Aleluya, aleluya.
Hemos encontrado a Cristo, el Mesías. La gracia y
la verdad nos han llegado por él. R/.
EVANGELIO
Vieron dónde vivía y se quedaron con él.
Del santo Evangelio según san Juan: 1,35-42
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de
sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Éste es el
Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a
Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó:
"¿Qué buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives,
Rabí?". (Rabí significa "maestro"). Él les dijo: "Vengan a
ver". Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran
como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos
que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a
quien encontró Andrés fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado
al Mesías" (que quiere decir "el Ungido"). Lo llevó a donde
estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón,
hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir,
"roca"). Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos al Señor y pidámosle que escuche
compasivamente nuestras plegarias:
Por la santa Iglesia de Dios, para que Dios,
nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en todo el mundo,
roguemos al Señor.
Por los gobernantes de nuestra patria y de todas
las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus pensamientos y
decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.
Por los que están en camino de conversión y por los
que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios, nuestro Señor, les abra
la puerta de la misericordia y les dé parte en la vida nueva de Cristo Jesús,
roguemos al Señor.
Por nuestros familiares y amigos que no están ahora
aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve
a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que muestras los signos de tu
presencia en la Iglesia, en nuestra asamblea y en todos los hermanos, escucha
las oraciones de esta familia tuya y no permitas que nunca dejemos de estar
atentos a ninguno de los signos que nos ofreces para manifestar tu plan de
salvación, a fin de que nos convirtamos en apóstoles y profetas de tu reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos
misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se
realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien,
compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María;
muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida
eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 22, 5 Para mí,
Señor, has preparado la mesa y has llenado mi copa hasta los bordes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para
que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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