¿Qué se celebra el Jueves Santo?
Después de haber
celebrado la entrada de Jesús en Jerusalén en el Domingo de Ramos, y de unos
días antes de la Pascua, llega un día clave en la Semana Santa: el Jueves
Santo. Es el día que da comienzo al Triduo Pascual y empieza la Pasión de
nuestro Señor.
Jueves Santo,
comienza el Triduo Pascual.
El Jueves Santo es
el pórtico de entrada de las celebraciones del Triduo Pascual, compuesto por
viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección.
¿Qué celebramos el
Jueves Santo?
En Jueves Santo se
celebra particularmente lo siguiente:
La Última Cena.
Fue su última
celebración de la Pascua judía, pero orientó la celebración hacia la Nueva
Pascua, hacia la Eucaristía, celebrada por mandato suyo y en conmemoración
suya.
El Lavatorio de los
pies y el Mandamiento Nuevo del Amor.
Con este gesto tan
significativo Jesús nos recuerda que el servicio a los hermanos es la mejor
manera de servirle y de ser grandes, pues Él no ha venido a ser servido sino a
servir, y era Dios hecho hombre. La humildad, el servicio y el amor se
entrelazan aquí para mostrarnos el camino efectivo al cielo.
La institución de
la Eucaristía y del Sacerdocio.
Este es el día en
que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo
bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y
por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en la Eucaristía, para
guiarnos en el camino de la salvación. Todos estamos invitados a celebrar la
cena instituida por Jesús. Para poder celebrar la Eucaristía es necesario el
sacramento del Orden, para que in persona Christi el pan y el vino se
conviertan por la acción del Espíritu Santo en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Jesús les otorga el gran don del sacerdocio a los apóstoles y la potestad de continuarlo
por la imposición de manos y la oración.
La oración de Jesús
en el Huerto de Getsemaní.
Tras la Última Cena
Jesús va a Getsemaní a orar junto con los 11 (Judas había abandonado el
Cenáculo para ir a entregarlo). Allí reza para pedir fuerzas a su Padre del
cielo y poder cumplir su voluntad, lo que exigirá su entrega total. Allí ya
empieza a sentir el abandono de sus discípulos, que no pueden estar en vela ni
una sola hora. Es una costumbre piadosa hacer la visita de los siete
monumentos, hacer horas santas de oración ante el monumento, y acompañar a
Jesús hasta la celebración del Viernes Santo.
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