viernes, 5 de marzo de 2021

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20210307

Una sociedad humana no puede existir sin leyes. Para arreglar las relaciones entre los ciudadanos, para manifestar los valores sociales estimados por su gente, para clarificar los límites del comportamiento social y las consecuencias de exceder tales límites, la sociedad necesita leyes claras y comprensibles. Sin embargo, no valen nada si no se fundamentan en un contexto sólido. Tal contexto no es el llamado contrato social, un concepto neo-liberal afligido por un individualismo y un minimalismo. Es otra forma de alianza, a saber, la justicia. Se trata de las rectas relaciones entre seres humanos, la creación, y Dios. Para abrir camino a dichas relaciones, tenemos que imitar a Jesús en el Evangelio de hoy (Jn 2, 13-25) y despojar nuestra sociedad de los fragmentos, o tal vez grandes bloques de la injusticia. Sin la justicia, las leyes son meras formalidades irrisorias.

 

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