sábado, 24 de julio de 2021

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20210725

Nuestros templos frecuentemente están abiertos la mayor parte del día. Nuestras misas están abiertas a todos los que quieren tomar parte. De hecho, tienen que estar abiertas de acuerdo con la antigua tradición de la Iglesia y con su derecho canónico. No obstante, estas tradiciones no necesariamente garantizan que nuestras comunidades estén verdaderamente abiertas a todos. Por eso, tenemos que examinamos siempre y honestamente a este respecto. ¿Nutrimos el hábito de ser hospitalarios con todos o sólo con los parroquianos conocidos? ¿Se encuentran en nuestras comunidades personas que están marginadas por la sociedad contemporánea, como los pobres, los jóvenes, los enfermos, y los que viven en situaciones llamadas escandalosas? Las comunidades siempre tienen la tendencia de cerrarse en grupos cómodos y homogéneos, pero si nos portamos así, es posible que dejemos de ser la comunidad de un Salvador siempre inclusivo.

 

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