sábado, 10 de julio de 2021

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20210711

 

La relación correcta entre la religión y la política siempre ha sido un tema difícil. Por un lado, no podemos proponer una relación en la cual una sirve a la otra, como en la teocracia (cuando la política se subordina a la religión) o en el totalitarismo (cuando la religión se subordina a la política). Por otro lado, no podemos secundar la posición del liberalismo político, ya conservador, de que hay una separación total entre la política (la vida pública) y la religión (la vida privada de cada uno). La religión debe ser libre para criticar la política y, en ciertos casos raros, asumir rasgos políticos, como en el caso de la Ciudad del Vaticano, una nación soberana que garantiza la libertad del Papa, de cualquier subordinación a un gobierno secular. Quizá sea una relación que siempre debe negociarse de nuevo.

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