sábado, 23 de julio de 2022

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20220724


Domingo 24 de julio 2022

 

«Señor, enséñanos a orar». ¿Creéis, hermanos, que Dios no sabe lo que os es necesario? El I que conoce nuestro desamparo, conoce anticipadamente nuestros deseos. Por eso, cuando el Señor enseñó el Padrenuestro, recomendó a sus discípulos a ser sobrios en palabras: Cuando oréis, no usen muchas palabras como los paganos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidan (Mt 6, 7-8). Si nuestro Padre sabe lo que nos hace falta ¿por qué decírselo, aunque sea en pocas palabras? Señor, si tú lo sabes, ¿es necesario orar? Ahora bien, el que aquí nos dice: No usen muchas palabras en vuestras oraciones, nos dice en otra parte: Pedid y recibirán, y para que nadie crea que lo dice como de paso, en otra parte añade: Buscad y hallaréis, y para que nadie piense que es una simple manera de hablar, observen cómo termina: Toquen y se os abrirá (Mt 7, 7). Quiere, pues, el Señor que, para recibir, primero pidas, que para hallar primero te pongas a buscar, y en fin, para entrar no dejes de llamar. ¿Para qué pedir? ¿Para qué buscar? ¿Para qué llamar? ¿Para qué cansamos orando, buscando, llamando como para hacer saber al que ya lo sabe todo? E incluso leemos en otra parte: Es preciso orar sin parar, sin cansarse (Le 18, 1). Pues bien, para aclarar este misterio ¡pide, busca, llama! Si el Señor cubre de velos este misterio, es que quiere que te ejercites en buscar y encontrar tú mismo la explicación. Todos nosotros debemos alentamos mutuamente a orar» 

(San Agustín [354-430). Sermón 80).

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