La lectura de la Biblia
siempre suscita controversias. En la antigüedad, algunos extirparon ciertos
libros de la Biblia por ser "materiales". En la Edad Media, el
simbolismo, como se presenta en el Libro de Apocalipsis, ha sido debatido. El
uso de las disciplinas históricas en los siglos XVIII y XIX ha puesto en
cuestión la credibilidad histórica de la Escritura. En nuestros días, varios
métodos de interpretación han sido controvertidos, como el posmoderno, la
teología de la liberación, el feminista, y el africano. Para dialogar con este
mar turbulento, podemos acudir a dos salvavidas: la armonía entre la fe (la
Biblia) y la razón (la interpretación); y la convicción de que, como lo expresó
el Vaticano II, "los libros de la Escritura enseñan ... con fidelidad y
sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para
nuestra salvación" (Dei Verbum n. 11).
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