miércoles, 3 de diciembre de 2025

Evangelio del 4 de diciembre 2025 Mateo 7, 21. 24-27

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que me diga '¡Señor, Señor!', entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente".

Reflexión

Esta parábola nos confronta con una verdad esencial: no basta con decir “Señor, Señor”, sino que hay que vivir según la voluntad de Dios. Jesús nos invita a construir nuestra vida sobre roca firme —su palabra vivida— y no sobre arena, que se desmorona ante las tormentas.

Nos recuerda que la fe auténtica se demuestra en las obras, en la coherencia entre lo que creemos y lo que hacemos. La casa sobre la roca no es solo una estructura segura, sino símbolo de una vida cimentada en la obediencia, la humildad y la perseverancia. Cuando llegan las pruebas, esa vida permanece.

Reflexión 20251207


 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251207

 

A fuerza de repetir rituales litúrgicos podemos vaciarlos de su verdadero sentido. La rutina puede degradar las prácticas religiosas de los creyentes. Juan Bautista percibió la descomposición de la vida cultual en Jerusalén. Por eso se propuso despertar la conciencia de Israel por medio de su mensaje profético. Sin embargo, no estaba dispuesto a colaborar con los que practicaban el engaño y la simulación. Quien aceptara recibir el bautismo de conversión, debía adecuar su vida diaria con sus creencias. La celebración del tiempo de Adviento es un llamado a la fe congruente. Tiempo de preparación, llamada a la conversión, para recibir al Verbo encarnado que asume nuestra condición humana. Con el esmero que preparamos todos los detalles cuando recibimos la visita de alguien significativo, tendremos que revisar nuestra forma de vivir, ahora que atendemos la llegada del Señor Jesús.

 


RAÍCES DE NUESTRA FE 20251207

 



¿Quiénes son los Padres de la Iglesia? Fueron cristianos ejemplares que vivieron en los ocho primeros siglos de la era cristiana. Fueron pastores, por lo general Obispos, defensores de la fe. Con sus escritos y enseñanzas contribuyeron a consolidar la Iglesia primitiva. Se distinguieron por sus enseñanzas y autoridad moral. Contribuyeron a sostener la Iglesia en sus momentos más difíciles. Fueron verdaderos pastores que condujeron fielmente a los cristianos de su época con la fuerza de su palabra y coherencia de vida. Fueron consecuentes y, en muchas ocasiones, hasta sufrir el martirio por no renegar de sus principios. El Papa Juan Pablo ll en una Carta Apostólica del año 1980 con ocasión del 16 0 Centenario de la muerte de san Basilio decía: «Padres de la Iglesia se llaman con toda razón aquellos santos que, con la fuerza de la fe, con la profundidad y riqueza de sus enseñanzas, la engendraron y formaron en el transcurso de los primeros siglos. Son de verdad "Padres" de la Iglesia, porque la Iglesia, a través del Evangelio, recibió de ellos la vida. Y son también sus constructores, ya que por ellos —sobre el único fundamento puesto por los Apóstoles, es decir, sobre Cristo— fue edificada la Iglesia de Dios en sus estructuras primordiales. La Iglesia vive todavía hoy con la vida recibida de esos Padres; y hoy sigue edificándose todavía sobre las estructuras formadas por esos constructores, entre los goces y penas de su caminar y de su trabajo cotidiano. Fueron, por tanto, sus Padres y lo siguen siendo siempre; porque ellos constituyen, en efecto, una estructura estable de la Iglesia y cumplen una función perenne en pro de la Iglesia, a lo largo de todos los siglos» (Juan Pablo ll. Patres ecclesiae, 27/01/1980).

II DOMINGO DE ADVIENTO Ciclo A Domingo 7 de diciembre 2025


 


                                           

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Is 30, 19. 30)

 

Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a todas las naciones y dejará oír la majestad de su voz para alegría de tu corazón.

 

No se dice Gloria

 

ORACIÓN COLECTA

 

Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna ocupación terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de tu Hijo, antes bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial nos lleve a gozar de su presencia. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

[Les hará justicia a los pobres.]

Del libro del profeta Isaías 11, 1-10

En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios.

No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre; herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al impío. Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura.

Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará. La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas. El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora; la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No hará daño ni estrago por todo mi monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor.

Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.

 

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL del salmo 71

R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

 

Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.

R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

 

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.

R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

 

Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.

R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

 

Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.

R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

 

SEGUNDA LECTURA

[Cristo salvó a todos los hombres.]

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 15, 4-9

Hermanos: Todo lo que en el pasado ha sido escrito en los libros santos, se escribió para instrucción nuestra, a fin de que, por la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.

Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir en perfecta armonía unos con otros, conforme al espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo tanto, acójanse los unos a los otros como Cristo los acogió a ustedes, para gloria de Dios. Quiero decir con esto, que Cristo se puso al servicio del pueblo judío, para demostrar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas y que por su misericordia los paganos alaban a Dios, según aquello que dice la Escritura: Por eso te alabaré y cantaré himnos a tu nombre.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Lc 3, 4. 6)

R. Aleluya, aleluya.

Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán la salvación de Dios.

R. Aleluya.

 

EVANGELIO

[Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca.]

Del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12

R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca”. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.

Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.

Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.

Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Salgamos al encuentro del Señor, que se acerca a nosotros con designios de paz, y presentémosle confiados nuestra plegaria. Oremos diciendo:

 

TODOS: Ven, Señor, y quédate con nosotros.

1.         Para que la Iglesia viva alegre y, llena de esperanza, crea que el Señor está cerca de ella y trabaje por hacerlo presente en medio de su pueblo. Roguemos al Señor.

2.         Para que nuestro tiempo, con la ayuda de Dios y con nuestro esfuerzo, goce de seguridad, de alegría y de paz. Roguemos al Señor.

3.         Para que el Señor, con su venida, conforte los corazones abatidos y fortalezca las rodillas que se doblan, a fin de que también sean testigos del amor de Dios. Roguemos al Señor.

4.         Para que nuestra fe crea firmemente en los dones que Dios nos promete y, ayudados por la gracia divina, nos dispongamos a recibir los auxilios que Él nos envía. Roguemos al Señor.

 

Sacerdote: Escucha, Dios todopoderoso y eterno, nuestras oraciones y suscita en nosotros el deseo de una verdadera conversión, para que, renovados por el Espíritu Santo, hagamos presente en toda relación humana aquella justicia y aquella paz que la Encarnación de tu Hijo hizo florecer en nuestra tierra. Por Jesucristo, nuestro Señor.

TODOS: Amén.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

 

Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y ofrendas, y puesto que no tenemos merecimientos en qué apoyarnos, socórranos el poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

La doble espera de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. A quien todos los profetas anunciaron y la Virgen esperó con inefable amor de madre; Juan el Bautista anunció su próxima venida y lo señaló después ya presente. Él mismo es quien nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así cuando llegue, velando en oración y cantando gozosos su alabanza. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Bar 5, 5; 4, 36)

Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la alegría que te viene de Dios.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.




martes, 2 de diciembre de 2025

Evangelio del 3 de diciembre 2025 Mateo 15, 29-37


 

En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó. Acudió a él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y él los curó. La gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino". Los discípulos le peguntaron: "¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?" Jesús les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?" Ellos contestaron: "Siete, y unos cuantos pescados”. Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete panes y los pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.

Reflexión

El pasaje nos invita a confiar en la compasión de Jesús para nuestras sanaciones y a entregarle nuestros pocos recursos (tiempo, talentos, posesiones) sabiendo que Él los tomará, los bendecirá, y con ellos alimentará y transformará la vida de muchos, y la nuestra, con una abundancia que siempre excede nuestras expectativas.

Evangelio del 2 de diciembre 2025 Lucas 10, 21-24

 



En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".

 

Reflexión

Este pasaje del Evangelio nos revela una profunda alegría en Jesús, una alegría que brota del Espíritu Santo al ver que el mensaje del Reino ha sido entendido y acogido por los sencillos y pequeños (los "ingenuos").

 

Es una invitación a la humildad y la alegría. La verdadera sabiduría para entender las cosas de Dios no se encuentra en el intelecto orgulloso, sino en un corazón de niño que se abre a la revelación divina.