martes, 16 de diciembre de 2025

 


Las mujeres mencionadas en la genealogía de Jesús (Mt 1, 1-17)

 

En las genealogías judías de aquella época no era nada común incluir a mujeres. El hecho de que Mateo mencione específicamente a estas cuatro (más María al final) tiene un significado teológico muy profundo.

 

¿Quiénes son esas mujeres?

 

Tamar (v. 3): Era la nuera de Judá. Tras quedar viuda se unió a Onán, para cumplir con tus deberes de cuñado y asegurar una descendencia. Su historia es una de lucha por la justicia y la supervivencia dentro del clan (Génesis 38, 8).

 

Rahab (v. 5): Era una mujer de Jericó, conocida por ser prostituta, que ayudó a los espías de Israel. Ella no era israelita (era cananea), pero por su fe en Dios fue salvada y se integró al pueblo (Josué 2,1).

 

Rut (v. 5): Era una moabita (Rut 1,4). Al quedar viuda, decidió no abandonar a su suegra Noemí y seguir al Dios de Israel. Es el ejemplo máximo de lealtad y bondad (Libro de Rut 1, 16).

 

Betsabé ("la que fue mujer de Urías", v. 6): Aunque Mateo no usa su nombre directamente, se refiere a ella (2 Samuel 11, 3). Su historia está marcada por el pecado de David, pero Dios, en su redención, permite que de esa unión (tras la pérdida de su primer hijo) nazca el rey Salomón (2 Samuel 11).

 

¿Por qué son tan significativas?

 

Inclusión de los "paganos": Varias de ellas no eran judías de nacimiento (Rahab era cananea, Rut era moabita). Esto anticipa que el mensaje de Jesús es para todas las naciones, no solo para el pueblo de Israel.

 

Gracia sobre el pasado: Algunas de ellas tenían pasados marcados por el escándalo o el pecado según la ley. Mateo las incluye para demostrar que la genealogía de Jesús es humana y real, y que Dios usa a personas imperfectas para cumplir sus planes perfectos.

 

Preparación para María: Al mostrar que Dios ha actuado de formas "inusuales" o sorprendentes con estas cuatro mujeres a lo largo de la historia, Mateo prepara al lector para el nacimiento virginal de María, que sería el evento más extraordinario de todos.

Evangelio del 17 de diciembre 2025 Mateo 1, 1-17

 



Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón; Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David. David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf; Asaf a Josafat; Josafat a Joram; Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.

Reflexión

Fidelidad en la Historia: El texto no es solo una lista de nombres, sino la prueba de que Dios cumple sus promesas a través del tiempo. Conecta a Jesús directamente con Abraham (la promesa de una nación) y David (la promesa de un reino eterno).

Gracia en la Imperfección: Lo más sorprendente es la inclusión de personas con historias "irregulares" o difíciles (como Tamar, Rahab o la esposa de Urías). Esto nos enseña que Dios no busca linajes perfectos, sino que escribe su historia de salvación utilizando nuestra propia humanidad, con todas sus luces y sombras.

Orden y Propósito: La estructura de tres grupos de catorce generaciones sugiere que la llegada de Jesús no fue un accidente, sino el momento culminante y preciso de la historia humana.

lunes, 15 de diciembre de 2025

A ti levanto mis ojos


 

Evangelio del 16 de diciembre 2025 Mateo 21, 28-32

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: 'Hijo, ve a trabajar hoy en la viña'. Él le contestó: 'Ya voy, señor', pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: 'No quiero ir', pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?" Ellos le respondieron: "El segundo". Entonces Jesús les dijo: "Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él".

Reflexión

La parábola pone en contraste a dos hijos a los que su padre les pide ir a trabajar a la viña:

El Primer Hijo (el que dijo "sí" y no fue).

El Segundo Hijo (el que dijo "no" y luego fue).

La conclusión de Jesús es clara: la intención del corazón, manifestada en las acciones, es lo que realmente importa ante Dios.

No basta con profesar la fe, asistir a ritos o tener buenas intenciones; la verdadera obediencia es aquella que, tras una negativa o un error, se corrige con la acción de hacer la voluntad del Padre (trabajar en la viña). Por otro lado, la hipocresía de decir "sí" sin actuar es fuertemente criticada.

El texto nos invita a examinar nuestra propia vida: ¿Somos como el hijo que dijo sí pero no hizo, o como el que rectificó y obedeció? El camino hacia Dios pasa por el arrepentimiento y la obediencia activa, no por las meras palabras.

domingo, 14 de diciembre de 2025

Evangelio del 15 de diciembre 2025 Mateo 21, 23-27

 


En aquellos días, mientras Jesús enseñaba en el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: "¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?" Jesús les respondió: "Yo también les voy a hacer una pregunta, y si me la responden, les diré con qué autoridad hago lo que hago: ¿De dónde venía el bautismo de Juan, del cielo o de la tierra? “Ellos pensaron para sus adentros: "Si decimos que del cielo, él nos va a decir: 'Entonces, ¿por qué no le creyeron?' Si decimos que de los hombres, se nos va a echar encima el pueblo, porque todos tienen a Juan por un profeta". Entonces respondieron: "No lo sabemos”. Jesús les replicó: "Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago lo que hago".

 

Reflexión

 

Jesús, con sabiduría divina, no responde directamente, sino que les lanza una pregunta capciosa sobre el bautismo de Juan: "¿De dónde era el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres?"

Esta táctica obliga a Sus oponentes a confrontar su propia convicción y miedo. Saben que Juan era un profeta de Dios (autoridad del cielo) según el pueblo, pero si lo admitían, tendrían que aceptar la autoridad de Jesús, a quien Juan había señalado.

Los líderes prefieren fingir ignorancia antes que arriesgar su estatus ante la gente o tener que someterse a la autoridad que viene de Dios. Su silencio revela que su principal preocupación no era la verdad o la justicia, sino mantener su poder y prestigio.

La verdadera autoridad de Jesús no reside en un nombramiento terrenal o en el reconocimiento de las estructuras de poder humanas, sino en Su origen divino y Su misión dada por el Padre.

A menudo, las personas, al igual que los líderes religiosos de la época, pueden estar dispuestas a alabar a Dios con palabras, pero se resisten a Su autoridad cuando esta exige un cambio en nuestras rutinas, un sacrificio de nuestro orgullo o una renuncia a nuestras propias fuentes de "autoridad" o control.

No podemos decir que creemos en Jesús si ignoramos o cuestionamos Su enseñanza y Su señorío sobre las áreas difíciles de nuestra vida.

viernes, 12 de diciembre de 2025

III DOMINGO DE ADVIENTO o “GAUDETE” Domingo 14 de diciembre 2025

  


ANTÍFONA DE ENTRADA (Flp 4, 4.5)

Estén siempre alegres en el Señor, les repito, estén alegres. El Señor está cerca.

 

No se dice Gloria

 

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando fervorosamente la fiesta del nacimiento de tu Hijo, concédenos poder alcanzar la dicha que nos trae la salvación y celebrarla siempre, con la solemnidad de nuestras ofrendas y con vivísima alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

 

Dios mismo vendrá y nos salvará.

 

Del libro del profeta Isaías 35, 1-6a. 10

 

Esto dice el Señor: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.

Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: ‘¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’.

Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un ciervo el cojo, y la lengua del mudo cantará. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado”.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ALMO RESPONSORIAL (Salmo 145)

R. Ven, Señor, a salvarnos.

 

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.

R. Ven, Señor, a salvarnos.

 

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado.

R. Ven, Señor, a salvarnos.

 

A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente. Reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.

R. Ven, Señor, a salvarnos.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Manténganse firmes, porque el Señor está cerca.

 

De la carta del apóstol Santiago 5, 7-10

 

Hermanos: Sean pacientes hasta la venida del Señor. Vean cómo el labrador, con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra, aguarda pacientemente las lluvias tempraneras y las tardías. Aguarden también ustedes con paciencia y mantengan firme el ánimo, porque la venida del Señor está cerca.

No murmuren, hermanos, los unos de los otros, para que el día del juicio no sean condenados. Miren que el juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de paciencia en el sufrimiento a los profetas, los cuales hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Is 61, 1)

R. Aleluya, aleluya.

 

El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres.

 

R. Aleluya.

 

EVANGELIO

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

 

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11

 

R. Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”

Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí”.

Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: “¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se los aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

 

Pidamos el auxilio del Señor, para que –apiadado del pobre y del oprimido– venga a salvar al mundo de sus males:

1. Para que todos los fieles se dispongan a recibir a Cristo como lo recibieron María y José, y como ellos conserven sus palabras en el corazón, roguemos al Señor.

2. Para que aquellos hermanos que han abandonado las prácticas cristianas –pero que acudirán, sin embargo, a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad– descubran la buena noticia del Evangelio, no como algo fugaz, sino como luz permanente que ilumina y alegra toda su vida, roguemos al Señor.

3. Para que las fiestas del nacimiento de nuestro Salvador alejen las tinieblas de quienes viven sumergidos en dudas e incertidumbres, y colmen los deseos de quienes se sienten descorazonados y tristes, roguemos al Señor.

4. Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y honradamente, esperando su aparición definitiva, roguemos al Señor.

 

Señor Dios, que has mostrado la gratuidad y la fuerza de tu amor eligiendo las entrañas purísimas de María para revestir de carne mortal a tu Hijo, haz que también nosotros sepamos engendrar espiritualmente tu Verbo, escuchando tu palabra y obedeciendo a la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que este sacrificio, Señor, que te ofrecemos con devoción, nunca deje de realizarse, para que cumpla el designio que encierra tan santo misterio y obre eficazmente en nosotros tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

Cristo, Señor y juez de la historia

En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado. Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y juez de la historia, aparecerá sobre las nubes del cielo, revestido de poder y de gloria. En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva. El mismo Señor que entonces se nos mostrará lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su Reino. Por eso, anhelando su venida gloriosa, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Is 35, 4)

Digan a los cobardes: “¡Ánimo, no teman!; miren a su Dios: viene en persona a salvarlos”.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Imploramos, Señor, tu misericordia, para que estos divinos auxilios nos preparen, purificados de nuestros pecados, para celebrar las fiestas venideras. Por Jesucristo, nuestro Señor.