miércoles, 24 de diciembre de 2025

LA NATIVIDAD DEL SEÑOR Jueves 25 de diciembre 2025 MISA DEL DÍA

 


 

ANTÍFONA DE ENTRADA (Is 9, 6)

Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el imperio y su nombre será Ángel del gran consejo.

 

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que de manera admirable creaste la naturaleza humana y, de modo aún más admirable, la restauraste, concédenos compartir la divinidad de aquel que se dignó compartir nuestra humanidad. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

[La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios.]

 

Del libro del profeta Isaías 52, 7-10

 

¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”!

Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión.

Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL del salmo 97

R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

 

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.

R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

 

El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.

R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

 

La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.

R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

 

Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey.

R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

 

SEGUNDA LECTURA

[Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.]

 

De la carta a los hebreos 1, 1-6

 

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.

El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.

Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R. Aleluya, aleluya.

Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra.

R. Aleluya.

 

EVANGELIO

[Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros.]

Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18

R. Gloria a ti, Señor.

En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.

[Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.]

Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció.

Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros.

Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me refería cuando dije: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’ “.

De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: En este Santo día en que el Señor da a conocer su salvación, adoremos al Emmanuel, Dios con nosotros, y pidamos por las necesidades de todos los hombres. Digamos todos:

«Niño Jesús, concédenos la alegría y la paz»

1 Por la Iglesia, que gozosa contempla en el Pesebre el misterio anunciado por los profetas, para que proclame hasta los confines de la tierra el Nacimiento del Salvador. Roguemos al Señor.

2 Por el papa León XIV, apóstol de la alegría, para que su palabra congregue, oriente y clarifique la respuesta de los creyentes a los planes de Dios. Roguemos al Señor.

3 Por todos los hombres del mundo, para que descubran en el Niño de Belén el Dios hecho hombre, luz para alumbrar a las naciones y se dejen iluminar por Él. Roguemos al Señor.

4 Por los pueblos que sufren violencia y opresión, para que se alegren porque ha llegado la redención con el Nacimiento del Mesías esperado por todos. Roguemos al Señor.

5 Por todos nosotros, reunidos hoy aquí para celebrar la Navidad, para que recibamos la Palabra que se hace carne y escuchándola de verdad, sepamos vivirla y trasmitirla a los demás.  Roguemos al Señor.

Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, escucha nuestra oración y haz que, al vernos envueltos en la luz nueva de tu Palabra hecha carne, hagamos resplandecer en nuestras obras, la fe que hoy profesamos en la encarnación de tu Hijo, que vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que sea aceptable ante ti, Señor, la oblación de la presente solemnidad, por la que llegó a nosotros tu benevolencia para nuestra perfecta reconciliación y nos fue concedido participar en plenitud del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

Cristo es luz

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque gracias al misterio de tu Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que, conociendo a Dios visiblemente, por él seamos impulsados al amor de lo invisible. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 97, 3)

Los confines de la tierra han contemplado la salvación que nos viene de Dios.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios misericordioso, que el Salvador del mundo, que hoy nos ha nacido, puesto que es el autor de nuestro nacimiento a la vida, también nos haga partícipes de su inmortalidad. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

martes, 23 de diciembre de 2025

Evangelio del 24 de diciembre 2025 Lucas 1, 67-79

 



En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y ha hecho surgir en favor nuestro un poderoso salvador en la casa de David, su siervo. Así lo había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a nuestros padres y acordarse de su santa alianza. El Señor juró a nuestro padre Abraham concedernos que, libres ya de nuestros enemigos, lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de él, todos nuestros días de nuestra vida. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos y a anunciar a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz".

 

Reflexión

 

El pasaje de Lucas 1, 67-79, conocido como el Benedictus, es el canto de júbilo de Zacarías tras recuperar el habla. Es una pieza profunda que conecta el pasado de las promesas bíblicas con el presente de la salvación.

 

La Fidelidad de Dios a su Promesa

Zacarías reconoce que Dios no se ha olvidado de su pueblo. Al mencionar la "casa de David" y la "alianza con Abraham", el texto resalta que Dios es fiel a su palabra a través de los siglos. No es una intervención improvisada, sino el cumplimiento de un plan de amor diseñado desde antiguo para rescatar al ser humano.

 

El Propósito de la Libertad: Servir sin Temor

Un punto clave del texto es el motivo de la liberación. Dios nos rescata de "nuestros enemigos" no solo para darnos tranquilidad, sino para que podamos "servirle con santidad y justicia". La verdadera libertad que propone el Evangelio es la capacidad de vivir una vida con sentido, dedicada al bien y en presencia de Dios, libres de las cadenas del miedo.

 

La Aurora que nos Visita

El cierre del cántico es una de las imágenes más bellas de la Biblia: el "sol que nace de lo alto". Esta luz no es física, sino espiritual, y tiene dos misiones concretas:

Iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte (esperanza).

Guiar nuestros pasos por el camino de la paz (dirección).

 

El texto nos invita a preguntarnos: ¿En qué áreas de mi vida necesito que esa "Luz de lo alto" brille hoy? Zacarías pasó de la mudez por la duda a la profecía por la fe; es un recordatorio de que, cuando abrimos el corazón a la acción de Dios, nuestra voz se convierte en un canto de esperanza para los demás.

lunes, 22 de diciembre de 2025

Evangelio del 23 de diciembre 2025 Lucas 1, 57-66

 


Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella. A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: "No. Su nombre será Juan". Ellos le decían: "Pero si ninguno de tus parientes se llama así”. Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. El pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre". Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios. Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: "¿Qué va a ser de este niño?" Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.

 

Reflexión

 

El nacimiento de Juan no es un evento ordinario; es la prueba de que Dios cumple su palabra, incluso cuando parece humanamente imposible debido a la vejez de Isabel y Zacarías. Nos recuerda que nuestra fe no debe basarse en nuestras limitaciones, sino en la fidelidad de Dios.

Zacarías recupera el habla en el momento exacto en que confirma el nombre de "Juan", tal como el ángel le había ordenado. Esto nos enseña que la obediencia a la voluntad de Dios rompe nuestras cadenas y nos devuelve la capacidad de alabar y comunicarnos con sentido. Cuando alineamos nuestra voluntad con la de Dios, recuperamos nuestra verdadera "voz" en el mundo.

El texto menciona que "el temor se apoderó de todos sus vecinos". No se refiere al miedo, sino a un temor reverencial: el reconocimiento de que la mano de Dios estaba actuando de forma extraordinaria. La pregunta de la comunidad, "¿Qué llegará a ser este niño?", nos invita a mirar con esperanza y respeto el propósito que Dios tiene para cada vida desde su inicio.

Dios actúa en lo cotidiano para preparar grandes caminos de salvación, y nuestra respuesta debe ser la obediencia confiada y el agradecimiento.

domingo, 21 de diciembre de 2025

Evangelio del 22 de diciembre 2025 Lucas 1, 46-56

 



En aquel tiempo, dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre." María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

 

Reflexión

 

El pasaje de Lucas 1, 46-56, conocido universalmente como el Magníficat, es uno de los cantos más bellos de la Biblia. Es la respuesta de María al saludo de su prima Isabel, y en ella se revela no solo el corazón de una madre, sino la visión de un Dios que transforma la historia.

En un gesto de humildad María comienza diciendo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor". Lo fascinante es que ella no se engrandece a sí misma por ser la elegida, sino que pone el foco totalmente en Dios. Nos enseña que la verdadera alegría no nace de nuestros logros, sino de reconocer la mirada de Dios sobre nuestra "pequeñez".

El Magníficat es un canto de justicia y esperanza. María describe a un Dios que: Derriba a los poderosos y exalta a los humildes.

Colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos.

María termina recordando la promesa hecha a Abraham. Ella entiende que su embarazo no es un evento aislado, sino la culminación de siglos de fidelidad divina. Nos recuerda que, aunque el mundo parezca caótico, Dios cumple su palabra a través de las generaciones.

viernes, 19 de diciembre de 2025

Evangelio del 20 de diciembre 2025 Lucas 1, 26-38.

 


En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin". María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.

 

Reflexión

 

El texto de Lucas 1, 26-38, que narra la Anunciación, es uno de los momentos más profundos y transformadores de la historia sagrada

El pasaje comienza con un saludo sorprendente: "Alégrate, llena de gracia". Dios no irrumpe con fuerza, sino con una propuesta. La respuesta de María ante el anuncio de que concebirá al Hijo de Dios nos enseña que, para Dios, "nada hay imposible". Es un recordatorio de que nuestra lógica humana a veces es limitada frente a los planes divinos.

Lo más conmovedor es la libertad de María. Ella pregunta, reflexiona y, finalmente, se entrega: "Hágase en mí según tu palabra". Este "Sí" no es una resignación pasiva, sino un acto de valentía pura. En un mundo lleno de dudas, María nos enseña que confiar en el propósito de Dios, aunque no comprendamos todo el camino, es lo que permite que la luz entre al mundo.

Este texto nos revela que Dios elige la sencillez de una joven en un pueblo pequeño (Nazaret) para hacerse hombre. Nos dice que la santidad y los grandes milagros no siempre ocurren en escenarios majestuosos, sino en el silencio del corazón de quienes están dispuestos a escuchar.

En este tiempo de Adviento, ¿qué respuesta le estamos dando a las llamadas de Dios en nuestra vida cotidiana? ¿Somos capaces de decir "hágase" ante los retos que nos pide el amor?

IV DOMINGO DE ADVIENTO Domingo 21 de diciembre 2025

 



ANTÍFONA DE ENTRADA (Is 45, 8)

Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra se abra, y germine el Salvador.

 

No se dice Gloria

 

ORACIÓN COLECTA

Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

[He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo.]

 

Del libro del profeta Isaías 7, 10-14

 

En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”. Contestó Ajaz: “No la pediré. No tentaré al Señor”.

Entonces dijo Isaías: “Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

 

SALMO RESPONSORIAL del salmo 23

R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

 

Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.

R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

 

¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso.

R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

 

Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob.

R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

 

SEGUNDA LECTURA

[Jesucristo, nuestro Señor, Hijo de Dios, nació del linaje de David.]

 

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 1, 1-7

 

Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.

Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos, también se cuentan ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús.

A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a la santidad, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Mt 1, 23)

R. Aleluya, aleluya.

 

He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

 

R. Aleluya.

 

EVANGELIO

[Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David.]

 

Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

 

R. Gloria a ti, Señor.

 

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

 

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Pidamos, hermanos, el auxilio del Señor, para que, apiadado del pobre y del oprimido, venga a salvar al mundo de sus males. Oremos diciendo:

TODOS: Manifiesta tu gloria, Señor.

1.         Para que todos los fieles nos dispongamos a recibir a Cristo como lo recibió María y como ella conservemos sus palabras en el corazón. Roguemos al Señor.

2.         Para que todos los que acudiremos a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad descubramos la buena noticia del Evangelio, no como un rayo fugaz en la noche, sino como luz permanente que ilumina y alegra toda la vida. Roguemos al Señor.

3.         Para que las fiestas del nacimiento del Señor alejen de nosotros las tinieblas, dudas e incertidumbres y colmen los deseos de quienes se sienten descorazonados y tristes. Roguemos al Señor.

4.         Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y honradamente esperando la aparición definitiva del Señor. Roguemos al Señor.

Intenciones de la Iglesia local.

Sacerdote: Señor Dios, escucha nuestras plegarias y haz que también nosotros sepamos acoger y engendrar espiritualmente a tu Verbo, escuchando tu palabra y obedeciendo a la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. TODOS: Amén.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo Espíritu Santo que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

María, nueva Eva                

En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre. Porque, si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la hija de Sión ha germinado Aquel que nos nutre con el pan del cielo, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María. En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva. Así, donde abundó el pecado, sobreabundó tu misericordia en Jesucristo, nuestro salvador. Por eso nosotros, anhelando su venida gloriosa, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Is 7, 14)

Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos trae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

20251221 UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251221

 

Confesar a Jesucristo, hijo de María, hijo de José como el Hijo de Dios, ha sido una de las etapas decisivas del surgimiento de la fe cristiana. Afirmar que, en un israelita, verdadero hombre como nosotros, menos en el pecado, resplandece la gloria de Dios, significa afirmar que en esa persona existe algo más que la humanidad frágil y falible. El relato del nacimiento virginal de Jesús equivale a reconocer su origen divino. Jesús proviene de una familia de Galilea como bien sabemos, sin embargo, ese conocimiento no agota su misterio. Jesús ha vivido amándonos tan intensamente, que tal amor rebasa la estrechez de las capacidades humanas. Un amor tan profundo solo puede ser divino. Confesarnos creyentes en el Verbo Encarnado nos compromete por lo menos a revisar la profundidad y la amplitud de nuestro amor por los demás. Quien participe de la celebración de la Natividad de Jesús está llamado a amar a toda persona. La encarnación de Jesús nos exige respetar la humanidad de todas las personas.