En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar
siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola: “En cierta ciudad
había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella
misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: 'Hazme
justicia contra mi adversario’. Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero
después se dijo: 'Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo,
por la insistencia de esta viuda voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’”.
Dicho esto, Jesús comentó: "Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso
que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que
los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando
venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?"
Comentario
La parábola del juez injusto es una de las enseñanzas más claras y directas de Jesús sobre la oración y la justicia
La Clave es la Oración Constante y la Fe.
El Juez Injusto es un hombre que no teme a Dios ni respeta a los
hombres. Es la antítesis de un juez justo. Sin embargo, debido a la insistencia
inquebrantable de la viuda, él finalmente accede a hacerle justicia, no por
bondad, sino para evitar ser molestado y "agotado" por su
persistencia.
La enseñanza; es si la persistencia funciona con un ser humano malo, la
perseverancia en la oración es fundamental para acercarse a un Dios bueno.
La parábola nos anima a una oración constante y confiada, modelada en
la tenacidad de la viuda, con la seguridad de que Dios, a diferencia del juez
injusto, es justo, bueno y rápido para atender a sus elegidos.





