martes, 11 de noviembre de 2025

Evangelio del 12 de noviembre 2025 Lucas 17, 11-19

 



En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!” Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra. Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: "¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" Después le dijo al samaritano: "Levántate y vete. Tu fe te ha salvado".

 

Comentario

 

Los diez hombres, marginados por la sociedad a causa de su enfermedad (la lepra), se mantienen a distancia, como exigía la ley. Su grito, "Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros," es una súplica sincera y desesperada. Este detalle nos enseña:

Necesidad compartida: A pesar de sus posibles diferencias, la miseria de la enfermedad los une en una causa común.

Fe inicial: Demuestran una fe básica al reconocer la autoridad de Jesús para sanarlos.

La Obediencia y la Sanación:

Jesús no los sana instantáneamente con una palabra, sino que les da una instrucción: "Id y presentaos a los sacerdotes." Al ir obedientemente, la sanación ocurre mientras van.

La acción de la fe: La sanación se manifiesta en el acto de la obediencia. La fe no es solo creer, sino también actuar conforme a la palabra de Jesús.

El cumplimiento de la ley: Al pedirles que se presenten ante los sacerdotes, Jesús no solo les da la sanación física, sino que también les devuelve su lugar en la sociedad y la familia, conforme a los requisitos de la Ley de Moisés.

La Ausencia de Gratitud y el Gran Contraste

Lo más impactante del relato es el contraste entre los diez sanados y el uno que regresa.

Solo uno de los diez, y que además era samaritano (un extranjero, un marginado doble), regresa a alabar a Dios en voz alta y a postrarse a los pies de Jesús para darle las gracias.

Sanación vs. Salvación: Los diez fueron limpiados (sanados físicamente), pero solo el samaritano fue salvado (una liberación más profunda y espiritual).

Su acto de gratitud y adoración es la prueba de que su fe era más que una simple creencia en el poder sanador de Jesús; era una relación y un reconocimiento total de quién es Él.

 

Reflexión

 

Este pasaje nos invita a examinar nuestra propia respuesta a las bendiciones de Dios:

¿Somos de los nueve o del uno? ¿Volvemos a dar gracias con la misma urgencia con la que pedimos ayuda?

La gratitud es la culminación de la fe; no es solo un buen modismo, sino la prueba de un corazón transformado.

La salvación está abierta a todos (incluso a los "extranjeros" o marginados, como el samaritano), y se completa cuando la fe se expresa a través del reconocimiento y la alabanza.

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