El encuentro con Jesucristo ha marcado la historia de la humanidad
entera. El modo mismo de medir el tiempo en nuestro calendario hace referencia
a su Encarnación. Es comprensible, pues, que para los primeros cristianos, la Muerte y Resurrección del
Señor fuera el acontecimiento más importante; un evento que jamás antes había
ocurrido. Y, por tal motivo, comenzaron, año con año, a hacer memorial especial
del mismo. De este modo, el Misterio Pascual se convirtió en el centro del año
litúrgico.
En el 2018, el Domingo de Pascua será el 1 de abril. La Iglesia , siguiendo una
antiquísima tradición, se prepara para esa fecha mediante un periodo de intensa
oración, penitencia y vivencia de la caridad: la Cuaresma. ¿Por qué
“cuarenta días”?, porque este es un número con un hondo significado bíblico (cuarenta
días del Diluvio, cuarenta años camino el pueblo de Israel en el desierto,
guiado por Dios, purificándose para entrar en el Tierra prometida; cuarenta
días camino Elías por el desierto para llegar al monte Horeb, lugar de la
presencia de Dios; cuarenta días estuvo Jesús en el desierto, conducido por el
Espíritu, antes de iniciar su predicación del Reino de los Cielos, y los
400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto etc.)
¿Cómo piensas, tú, vivir
este tiempo de preparación? El Miércoles de Ceniza (14 de febrero 2018) estás
invitado a experimentar la penitencia cristiana como una liberación. Durante
los siguientes días, el Señor te llama a entrar en intimidad con El: “de rodillas” delante de su
presencia, en oración, dejémonos iluminar por su verdad. Y no olvidemos que el
verdadero encuentro con Dios, nos hace amar a los hermanos; en esta Cuaresma
ejercitemos nuestra caridad.
Con
toda la Iglesia
dispongámonos a vivir adecuadamente estos “cuarenta días”, en que liberaremos
nuestros corazones de todo aquello que los ata y que, aprisionándolos, les
impide caminar hacia la auténtica felicidad: la comunión con Dios. ¡Que el
Señor nos conceda a todos, una Santa Cuaresma!
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