miércoles, 22 de febrero de 2012

LA VIVENCIA DE LA CUARESMA




El encuentro con Jesucristo ha marcado la historia de la humanidad entera. El modo mismo de medir el tiempo en nuestro calendario hace referencia a su Encarnación. Es comprensible, pues, que para los primeros cristianos, la Muerte y Resurrección del Señor fuera el acontecimiento más importante; un evento que jamás antes había ocurrido. Y, por tal motivo, comenzaron, año con año, a hacer memorial especial del mismo. De este modo, el Misterio Pascual se convirtió en el centro del año litúrgico.
En el 2018, el Domingo de Pascua será el 1 de abril. La Iglesia, siguiendo una antiquísima tradición, se prepara para esa fecha mediante un periodo de intensa oración, penitencia y vivencia de la caridad: la Cuaresma. ¿Por qué “cuarenta días”?, porque este es un número con un hondo significado bíblico (cuarenta días del Diluvio, cuarenta años camino el pueblo de Israel en el desierto, guiado por Dios, purificándose para entrar en el Tierra prometida; cuarenta días camino Elías por el desierto para llegar al monte Horeb, lugar de la presencia de Dios; cuarenta días estuvo Jesús en el desierto, conducido por el Espíritu, antes de iniciar su predicación del Reino de los Cielos, y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto etc.)
            ¿Cómo piensas, tú, vivir este tiempo de preparación? El Miércoles de Ceniza (14 de febrero 2018) estás invitado a experimentar la penitencia cristiana como una liberación. Durante los siguientes días, el Señor te llama a entrar en  intimidad con El: “de rodillas” delante de su presencia, en oración, dejémonos iluminar por su verdad. Y no olvidemos que el verdadero encuentro con Dios, nos hace amar a los hermanos; en esta Cuaresma ejercitemos nuestra caridad.
            Con toda la Iglesia dispongámonos a vivir adecuadamente estos “cuarenta días”, en que liberaremos nuestros corazones de todo aquello que los ata y que, aprisionándolos, les impide caminar hacia la auténtica felicidad: la comunión con Dios. ¡Que el Señor nos conceda a todos, una Santa Cuaresma!

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