lunes, 5 de enero de 2015

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B 18 de enero 2015



II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO  Ciclo B

18 de enero 2015

LAS BUENAS COMPAÑÍAS

1 S 3, 3-10.19; 1 Co 6, 13-15. 17-20; Jn 1, 35-42

Entre las dos lecturas podemos descubrir un hilo conductor más que claro: la importancia de la compañía de un experto cuando se trata de acercarse a Dios. El pequeño Samuel vive, come y pasa la noche en compañía del anciano Elí. El relato de vocación nos deja muy en claro una lección. Nadie aprende a moverse por el laberinto de la fe sin ayuda de un guía experimentado. Nunca ha sido fácil discernir la presencia de Dios, tampoco lo fue para el niño Samuel; fue necesario que Elí le enseñara los primeros tanteos de la comunicación con Dios. Por su parte, el Evangelio de san Juan nos presenta el relato de vocación de los dos primeros discípulos. Andrés y el discípulo anónimo necesitaron de la asesoría del Bautista para descubrir la novedad: por medio de la persona de Jesús, Dios comenzaría a salvar a Israel. Cuando los discípulos encontraron a Jesús, se pasaron un día entero con Él. Se aprende a vivir como creyente, viviendo al lado de los creyentes.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestros pasos de manera que podamos agradarte en todo y así merezcamos en nombre de tu Hijo amado, abundar en toda clase de obras buenas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición.- L primera lectura nos muestra la vocación del profeta Samuel. Este profeta fue un hombre que, dese niño, mantuvo obediencia plena al sacerdote Elí y se entregó al servicio del Templo de Jerusalén.

Del primer libro de Samuel: 3, 3-10. 19

En aquellos días, el joven Samuel servía en el templo a las órdenes del sacerdote Elí. Una noche, estando Elí acostado en su habitación y Samuel en la suya, dentro del santuario donde se encontraba el arca de Dios, el Señor llamó a Samuel y éste respondió: "Aquí estoy". Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte". Samuel se fue a acostar. Volvió el Señor a llamarlo y él se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy ¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte". Aún no conocía Samuel al Señor, pues la palabra del Señor no le había sido revelada. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?".
Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al joven y dijo a Samuel: "Ve a acostarte y si te llama alguien responde: 'Habla, Señor; tu siervo te escucha' ". Y Samuel se fue a acostar.
De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes: "Samuel, Samuel". Este respondió: "Habla, Señor; tu siervo te escucha". Samuel creció y el Señor estaba con él. Y todo lo que el Señor le decía, se cumplía. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

Del salmo 39
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Esperé en el Señor con gran confianza, Él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.

Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.

En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.

He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.

Segunda lectura

Monición.- El apóstol Pablo, en la segunda lectura, nos recuerda la importancia y la dignidad de nuestro cuerpo, templo del Espíritu Santo y morada de la Gracia divina.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 6, 13-15. 17-20

Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con Él. Huyan, por lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que corneta una persona, queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro. Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN Jn 1, 41. 17
R/. Aleluya, aleluya.
Hemos encontrado a Cristo, el Mesías. La gracia y la verdad nos han llegado por Él. R/.

Evangelio

Monición.- Juan el bautista señala a Jesús como el cordero que quita los pecados de los hombres, el Mesías que el pueblo de Israel esperaba. Este pasaje evangélico nos invita a seguir y escuchar a Cristo, cuyas palabras están llenas de doctrina y verdades de fe.

Del santo Evangelio según san Juan: 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?". (Rabí significa "maestro"). Él les dijo: "Vengan a ver". Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir "el Ungido"). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir, "roca").
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos al Señor y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias:

Por la santa Iglesia de Dios, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor.

Por los gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.

Por los que están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios, nuestro Señor, les abra la puerta de la misericordia y les dé parte en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.

Por nuestros familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que muestras los signos de tu presencia en la Iglesia, en nuestra asamblea y en todos los hermanos, escucha las oraciones de esta familia tuya y no permitas que nunca dejemos de estar atentos a ninguno de los signos que nos ofreces para manifestar tu plan de salvación, a fin de que nos convirtamos en apóstoles y profetas de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, benignamente, nuestros dones, y santifícalos, a fin de que nos sirvan para nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Jn 4, 16

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que al experimentar el efecto vivificante de tu gracia, nos sintamos siempre dichosos por este don tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO


La palabra déficit se ha expandido, ya no solo denota pérdidas económicas, sino que se ha metaforizado para hablar de déficit de ciudadanía, de valores y de lo que Usted quiera imaginar. Por eso me atrevo a decir que como sociedad sufrimos un déficit de referentes. Padres y abuelos que ya no son ejemplares, profesores que no profesan nada, sacerdotes que no convalidan con actitudes sus sermones, son el pan de cada día. Lo contrario es la excepción: la vida congruente de adultos que honren sus palabras con sus acciones. Las generaciones emergentes pueden alegar con todo derecho, que han crecido en un relativo desamparo, cuando ven que papá y mamá se ausentan del hogar para allegar un salario que mejore sus condiciones de vida. El aumento del bienestar a costa del acompañamiento es una difícil decisión. El Evangelio nos ofrece una alternativa: las cosas importantes de la vida se aprenden en compañía de personas congruentes, que respaldan sus dichos con sus hechos.

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