DOMINGO II DE ADVIENTO Ciclo C
Domingo 6 de diciembre 2015
EL PROTAGONISMO DE DIOS
El profeta Baruc anuncia el comienzo de la restauración para
los israelitas que fueron humillados y deportados en tierra extranjera. Dios
aparece como sujeto de las acciones principales que nos refiere el oráculo.
Dios devuelve, manda y conduce la victoria para su pueblo. Indudablemente no se
tratará de una manifestación sensible de Dios en la historia humana. La lógica
de la historia de salvación siempre se construye a través de mediaciones, es
decir, a través de hombres y mujeres bien dispuestos, que participan
generosamente en la trama de los acontecimientos, y que van realizando los
cambios palpables que mejoran la vida de la comunidad. En ese sentido la amplia
contextualización histórica que hace san Lucas para presentar el comienzo de la
predicación de Juan Bautista, así lo demuestra. La llamada a la conversión
atraviesa y afecta las condiciones históricas y sociales impuestas por Roma en
medio de Israel.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 30, 19. 30
Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a
todas las naciones y dejará oír la majestad de su voz para alegría de tu
corazón.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna ocupación
terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de tu Hijo,
antes bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial, nos lleve a gozar de
su presencia. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios mostrará su grandeza.
Del libro del profeta Baruc 5, 1-9:
Jerusalén, despójate de tus vestidos de luto y aflicción, y
vístete para siempre con el esplendor de la gloria que Dios te da; envuélvete
en el manto de la justicia de Dios y adorna tu cabeza con la diadema de la
gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu grandeza a cuantos viven bajo el
cielo. Dios te dará un nombre para siempre: "Paz en la justicia y gloria
en la piedad".
Ponte de pie, Jerusalén, sube a la altura, levanta los ojos
y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y de occidente, a la voz del
espíritu, gozosos porque Dios se acordó de ellos. Salieron a pie, llevados por
los enemigos; pero Dios te los devuelve llenos de gloria, como príncipes
reales.
Dios ha ordenado que se abajen todas las montañas y todas
las colinas, que se rellenen todos los valles hasta aplanar la tierra, para que
Israel camine seguro bajo la gloria de Dios. Los bosques y los árboles
fragantes le darán sombra por orden de Dios. Porque el Señor guiará a Israel en
medio de la alegría y a la luz de su gloria, escoltándolo con su misericordia y
su justicia. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
R/. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos
soñar; entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la
lengua de cantar. R/.
Aun los mismos paganos con asombro decían: "¡Grandes
cosas ha hecho por ellos el Señor!" Y estábamos alegres, pues ha hecho
grandes cosas por su pueblo el Señor. R/.
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también
ahora nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que
siembran con dolor. R/.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar,
cantando vendrán con sus gavillas. R/.
SEGUNDA LECTURA
Manténganse limpios e irreprochables para el día de Cristo.
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 1, 4-6.
8-11
Hermanos: Siempre que pido por ustedes, lo hago con gran
alegría, porque han colaborado conmigo en la causa del Evangelio, desde el
primer día hasta ahora. Estoy convencido de que aquel que comenzó en ustedes
esta obra, la irá perfeccionando siempre hasta el día de la venida de Cristo
Jesús.
Dios es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el
amor entrañable con que los ama Cristo Jesús. Y ésta es mi oración por ustedes:
Que su amor siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y
sensibilidad espiritual. Así podrán escoger siempre lo mejor y llegarán limpios
e irreprochables al día de la venida de Cristo, llenos de los frutos de la
justicia, que nos viene de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Lc 3, 4. 6)
R/. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y
todos los hombres verán la salvación de Dios. R/.
EVANGELIO
Todos verán la salvación de Dios.
Del santo Evangelio según san Lucas: 3, 1-6
En el año décimo quinto del reinado del César Tiberio,
siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su
hermano Filipo, tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Lisanias,
tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás,
vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías.
Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán,
predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está
escrito en el libro de las predicciones del profeta Isaías:
Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del
Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y
colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán
allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios. Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Salgamos al encuentro del Señor, que se acerca a nosotros
con designios de paz, y presentémosle confiados nuestra plegaria. Digamos
confiadamente: Ven Señor Jesús. (R/. Ven Señor Jesús.)
Para que la Iglesia viva alegre, sin inquietarse por nada,
y, llena de esperanza, crea que el Señor está cerca de ella, roguemos al Señor.
Para que nuestro tiempo, con la ayuda de Dios, goce de
seguridad, de alegría y de paz, roguemos al Señor.
Para que el Señor, con su venida, conforte los corazones
abatidos y fortalezca las rodillas que se doblan, roguemos al Señor.
Para que nuestra fe crea firmemente en los dones que Dios
nos promete y, ayudados por la gracia divina, nos dispongamos a recibir los
auxilios que él nos envía, roguemos al Señor.
Señor Dios, grande en el amor, que llamas a los humildes al
esplendor de tu reino, escucha nuestra oración y endereza nuestro camino hacia
ti; abaja los montes elevados de nuestra soberbia, para que celebremos con fe ardiente
la venida de Jesucristo, tu hijo. Él que vive y reina por los siglos de los
siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y
ofrendas, y puesto que no tenemos merecimientos en qué apoyarnos, socórranos el
poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
I de Adviento
Las dos venidas de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, nuestro Señor. El cual, al venir por vez primera en la
humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y
nos abrió el camino de la salvación, para que cuando venga de nuevo, en la
majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir
los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar. Por
eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de su gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Bar 5, 5; 4, 36)
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la
alegría que te viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te
rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes
a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las
del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- ¿Cómo aprender a
descubrir la presencia de Dios en las condiciones tan difíciles que enfrentamos
actualmente en nuestro país? No parece tarea fácil, pero no por eso debemos
desentendernos del asunto, a reserva de incurrir en un abandono expreso de
nuestro compromiso de creyentes. La serie de problemas que nos agobian no son
ajenos a nuestra responsabilidad. De alguna manera son la evidencia de que las
estrategias evangelizadoras no han sido adecuadas para sostener de manera
congruente la fe de las personas. La denuncia formulada hace medio siglo por el
Concilio Vaticano II sigue vigente, es decir, existe una brecha muy honda que
separa la fe de la vida. La sociedad necesita de razones para aprender a
confiar y a esperar. Los que confesamos que el Mesías Jesús está con nosotros,
tenemos una responsabilidad histórica: dar los primeros pasos en dirección a la
renovación de las familias y las instituciones.
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