DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C
Domingo 7 de agosto 2016
UN ADMINISTRADOR FIEL
El discurso sobre la vigilancia puede sonar intimidatorio o
amenazador, como si el Señor Jesús quisiera introducir el temor en los
discípulos, pero no es así; no hay que descontextualizarlo. Las figuras del
patrón, el sirviente, el administrador y el ladrón son solamente símbolos que
resultaban inteligibles para explicar una conducta ejemplar: el autocontrol de
sí mismo, la responsabilidad, la rendición de cuentas y la honestidad. Todos
estos son valores universales que no han envejecido. El Señor Jesús se apropia
de esos valores y los inserta dentro de la relación del creyente con su Señor.
La genuina espiritualidad cristiana no es una fuente de privilegios ni de poder
sobre la conciencia o la vida de los demás. Al contrario, quienes nos
confesamos seguidores de Jesús, conocemos la bondad del camino cristiano y nos
sentimos responsables de corresponder al Padre con una respuesta más generosa y
noble.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo
la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las
voces de los que te buscan.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas
el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el
Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros
corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en
posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor
Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Castigaste a nuestros adversarios y a tus elegidos nos
cubriste de gloria.
Del libro de la Sabiduría: 18, 6-9
La noche de la liberación pascual fue anunciada con
anterioridad a nuestros padres, para que se confortaran al reconocer la firmeza
de las promesas en que habían creído.
Tu pueblo esperaba a la vez la salvación de los justos y el
exterminio de sus enemigos. En efecto, con aquello mismo con que castigaste a
nuestros adversarios nos cubriste de gloria a tus elegidos.
Por eso, los piadosos hijos de un pueblo justo celebraron la
Pascua en sus casas, y de común acuerdo se impusieron esta ley sagrada, de que
todos los santos participaran por igual de los bienes y de los peligros. Y ya
desde entonces cantaron los himnos de nuestros padres. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32, 1.12. 18-19. 20.22
R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos
alabarlo. Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que eligió
por suyo. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen yen su bondad
confían; la salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda
y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor,
hemos confiado. R/.
SEGUNDA LECTURA
Esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios.
De la carta a los hebreos: 11, 1-2. 8-19
Hermanos: La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo
que se espera y de conocer las realidades que no se ven. Por ella fueron
alabados nuestros mayores.
Por su fe, Abraham, obediente al llamado de Dios, y sin
saber a dónde iba, partió hacia la tierra que habría de recibir como herencia.
Por la fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, en tiendas de campaña,
como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa después de él. Porque ellos
esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es
Dios.
Por su fe, Sara, aun siendo estéril y a pesar de su avanzada
edad, pudo concebir un hijo, porque creyó que Dios habría de ser fiel a la
promesa; y así, de un solo hombre, ya anciano, nació una descendencia numerosa
como las estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar.
Todos ellos murieron firmes en la fe. No alcanzaron los
bienes prometidos, pero los vieron y los saludaron con gozo desde lejos. Ellos
reconocieron que eran extraños y peregrinos en la tierra. Quienes hablan así,
dan a entender claramente que van en busca de una patria; pues si hubieran
añorado la patria de donde habían salido, habrían estado a tiempo de volver a
ella todavía. Pero ellos ansiaban una patria mejor: la del cielo. Por eso Dios
no se avergüenza de ser llamado su Dios, pues les tenía preparada una ciudad.
Por su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba, se
dispuso a sacrificar a Isaac, su hijo único, garantía de la promesa, porque
Dios le había dicho: De Isaac nacerá la descendencia que ha de llevar tu
nombre. Abraham pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a
los muertos; por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un símbolo
profético. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 24, 42. 44
R/. Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el
Hijo del hombre. R/.
EVANGELIO
También ustedes estén preparados.
Del santo Evangelio según san Lucas: 12, 32-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No
temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan
sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y
acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón,
ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.
Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas
encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor
regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a
quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá
la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a
medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora
va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un
boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en
que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre".
Entonces Pedro le preguntó a Jesús: "¿Dices esta parábola
sólo por nosotros o por todos?" El Señor le respondió: "Supongan que
un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo
de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia.
Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su
deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si
este siervo piensa: 'Mi amo tardará en llegar' y empieza a maltratar a los
criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado
y a la hora más inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará
correr la misma suerte que a los hombres desleales.
El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no haya
preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin
conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le
da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho
más".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a nuestro Señor Jesucristo, para que,
acordándose de su promesa, escuche la oración de los que nos hemos reunido en
su nombre. Digamos: escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor)
Por la paz que desciende del cielo, por la unión de las
Iglesias y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Por los que trabajan por el bien de los pobres, por los que
ayudan a los ancianos y por los que cuidan a niños y desvalidos, roguemos al
Señor.
Por los que están abatidos o sometidos a una prueba, por los
que están en peligro, por el retorno de los extraviados y por la libertad de
los encarcelados, roguemos al Señor.
Por los que en este momento están orando con nosotros, por
los que han pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno de nuestros
hermanos difuntos, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras oraciones y haz que los corazones
de tus fieles se inflamen en la fe que impulsó a nuestro padre Abraham a vivir
como extranjero en la tierra que le prometiste, y que también esperemos el
regreso de tu Hijo, como el criado a quien el Señor encuentra en vela, en el
momento de su llegada, para que podamos así ser acogidos por Cristo en el
banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al
concederle en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo
que se conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de
salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del
Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147, 12. 14
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor
de su trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor,
nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Padecemos desde hace
años formas degradadas de administración de los bienes públicos y sociales. Lo
mismo conocemos historias de líderes sindicales, funcionarios públicos,
dirigentes religiosos y no se diga políticos de todos los partidos que "se
despachan con la cuchara grande", amparados en que no hay mecanismos que
hagan valer la rendición de cuentas y la transparencia. El relato evangélico defiende
implícitamente esos valores, asentando el dicho cristiano, según el cual,
"al que mucho se le confió, más se le pedirá". La sociedad no puede
quedarse paralizada, ni lamentándose solamente de los abusos de confianza y de
la impunidad. Así como otros aspectos de nuestra realidad social han ido
transformándose, necesitamos vivir, exigir y educar en la rendición de cuentas
y la responsabilidad. El Evangelio nos exhorta a asumirlo con decisión.
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