En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la
ciudad, lloró por ella y exclamó:"¡Si en este día comprendieras tú lo que
puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en
que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas
partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra
sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba".
Reflexión
Este pasaje es una advertencia eterna y un llamado a la vigilancia:
Reconocer el tiempo de Dios: Jesús, el Mesías, estaba literalmente
visitando a su pueblo, pero ellos estaban demasiado ocupados, cerrados o ciegos
a las verdaderas señales.
Nos invita a preguntarnos: ¿Estamos reconociendo la "visita de
Dios" en nuestra propia vida? ¿Estamos atentos a las oportunidades de paz
y gracia que Él nos ofrece cada día?
Dios ofrece la paz, pero el rechazo a esa oferta tiene consecuencias
dolorosas. El llanto de Jesús es el dolor de Dios ante el camino de destrucción
que la humanidad elige cuando le da la espalda al amor.
El evangelio es una mezcla poderosa de ternura divina (el llanto de Jesús) y de la seriedad de la elección humana. Nos recuerda que la paz verdadera es una dádiva de Dios que debe ser reconocida y aceptada en el momento oportuno.

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