DOMINGO DE
PENTECOSTÉS Ciclo B
Domingo 20 de
mayo 2018
Misa del Día
EL ESPÍRITU
DE LA VERDAD
La vida
cristiana, es decir, la existencia de un discípulo en conformidad con el
Evangelio de Jesús es una forma de vida desafiante. Jesús habló con toda
claridad sobre esta decisión de seguirle: implicaba riesgos, luchas interiores,
habilidad para discernir la voluntad de Dios en medio de las situaciones
cambiantes de nuestra vida en sociedad. Ser cristiano no es en manera alguna
aplicar mecánicamente una antigua receta. Las circunstancias tanto de la
persona, como de la comunidad donde ésta vive, son decisivas a la hora que
nuestra conciencia establece cuáles son las necesidades más urgentes que
conviene atender. La vida en el Espíritu nos permite vivir en la verdad. No es
posible mentirnos si queremos seguir a Jesús. Aunque vivamos en una cultura muy
marcada por la dependencia de las creencias y las emociones personales, es
necesario juzgar, lo más objetivamente posible, aquello que nos pide el
Espíritu de Jesús resucitado.
ANTÍFONA DE
ENTRADA Sb 1, 7
El Espíritu
del Señor llena toda la tierra; él da consistencia al universo y sabe todo lo
que el hombre dice. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios
en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad
de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que
estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú
eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN
COLECTA
Dios nuestro,
que por el misterio de la festividad que hoy celebramos santificas a tu
Iglesia, extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones
del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón de tus fieles las
maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la predicación
evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE
LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Todos
quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar
Del libro de
los Hechos de los Apóstoles: 2, 1-11
El día de
Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De
repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento
fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron
lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron
todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el
Espíritu los inducía a expresarse.
En esos días
había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el
ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía
hablar en su propio idioma.
Atónitos y
llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos todos estos que están
hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre
nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea,
Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la
zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma,
judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien
los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua".
Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo
103, 1ab. 24ac. 29bc-30. 31.34
R/. Envía,
Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.
Bendice al
Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son
tus obras, Señor! La tierra llena está de tus creaturas. R/.
Si retiras tu
aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo; pero envías tu espíritu, que da
vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.
Que Dios sea
glorificado para siempre y se goce en sus creaturas. Ojalá que le agraden mis
palabras y yo me alegraré en el Señor. R/.
SEGUNDA
LECTURA
Los frutos
del Espíritu Santo.
De la carta
del apóstol san Pablo a los gálatas: 5,16-25
Hermanos: Los
exhorto a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se
dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en
contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y
esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían
hacer. Pero si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la
ley.
Son
manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: la lujuria,
la impureza, el libertinaje, la idolatría, la brujería, las enemistades, los
pleitos, las rivalidades, la ira, las rencillas, las divisiones, las
discordias, las envidias, las borracheras, las orgías y otras cosas semejantes.
Respecto a ellas les advierto, como ya lo hice antes, que quienes hacen estas
cosas no conseguirán el Reino de Dios.
En cambio,
los frutos del Espíritu Santo son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad,
la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí
mismo. Ninguna ley existe que vaya en contra de estas cosas.
Y los que son
de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones y malos
deseos. Si tenemos la vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu.
Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SECUENCIA
Ven, Dios
Espíritu Santo,
y envíanos
desde el cielo
tu luz, para
iluminamos.
Ven ya, padre
de los pobres,
luz que
penetra en las almas,
dador de
todos los dones.
Fuente de
todo consuelo,
amable
huésped del alma,
paz en las
horas de duelo.
Eres pausa en
el trabajo;
brisa, en un
clima de fuego;
consuelo, en
medio del llanto.
Ven, luz
santificadora,
y entra hasta
el fondo del alma
de todos los
que te adoran.
Sin tu
inspiración divina
los hombres
nada podemos
y el pecado
nos domina.
Lava nuestras
inmundicias,
fecunda
nuestros desiertos
y cura
nuestras heridas.
Doblega
nuestra soberbia,
calienta
nuestra frialdad,
endereza
nuestras sendas.
Concede a
aquellos que ponen
en ti su fe y
su confianza
tus siete
sagrados dones.
Danos
virtudes y méritos,
danos una
buena muerte
y contigo el
gozo eterno.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya,
aleluya.
Ven, Espíritu
Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu
amor. R/.
EVANGELIO
El Espíritu
de la verdad los irá guiando hasta la verdad plena.
Del santo
evangelio según san Juan: 15, 26-27; 16, 12-15
En aquel
tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Consolador, que yo
les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede
del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues
desde el principio han estado conmigo.
Aún tengo
muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando
venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena,
porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará
las cosas que van a suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de mí
lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he
dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes".
Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE
FE
CREDO de los
Apóstoles
Creo en Dios,
Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue
crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Oremos,
hermanos, e invoquemos a Cristo, que, entronizado a la diestra de Dios, ha
recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, y pidámosle que lo derrame
sobre la Iglesia y sobre todo el mundo diciendo:
Oremos a Cristo,
el buen pastor de la Iglesia, que nos mereció la efusión del Espíritu Santo, y
pidámosle que sean iluminados por este mismo Espíritu el Papa N., nuestro
obispo N., y todos los demás pastores de la Iglesia, a fin de conduzcan a su
rebaño por las sendas de la salvación.
Pidamos
también al Señor resucitado, que envió su Espíritu en forma e lenguas para
destruir la división de Babel, que congregue en la unidad y conceda la paz a
todos los pueblos y naciones del mundo.
Supliquemos
al vencedor de la muerte que envíe el Consolador a los que sufren, para que
encuentren fuerza y consuelo en la contemplación del misterio pascual, y les dé
la firme esperanza de que están llamados a la resurrección y a la felicidad de
su reino.
Pidamos al
Hijo de Dios, que desde el Padre nos ha enviado el Espíritu Santo, que este
mismo Espíritu nos recuerde constantemente sus palabras y nos dé la fuerza que
necesitamos para dar testimonio de El hasta los confines del mundo.
Terminemos
nuestra oración pidiendo al mismo Espíritu que resucitó a Cristo de entre los
muertos, que permanezca en nosotros y nos disponga así para ser piedras vivas
del templo eterno de Dios.
Escucha,
Señor, las oraciones de tu pueblo y haz que quienes nos disponemos a clausurar,
con la solemnidad de hoy, las fiestas pascuales, renovados y fortalecidos por
tu Espíritu, vivamos continuamente la novedad pascual y lleguemos también a las
fiestas de la Pascua eterna. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina,
inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, que, conforme a la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga
comprender con más plenitud el misterio de este sacrificio y haz que nos
descubra toda su verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio
de Pentecostés.
En verdad es
justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tú, para llevar a
su plenitud el misterio pascual, has enviado hoya! Espíritu Santo sobre
aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito.
Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los
pueblos el misterio del Dios verdadero y unió la diversidad de las lenguas en
la confesión de una misma fe.
Por eso, el
mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los
ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE
LA COMUNIÓN Hch 2, 4, 11
Todos
quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios.
Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro,
tú que concedes a tu Iglesia dones celestiales consérvale la gracia que le has
dado, para que permanezca siempre vivo en ella el don del Espíritu Santo que le
infundiste; y que este alimento espiritual nos sirva para alcanzar la salvación
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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