viernes, 21 de diciembre de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20181223




Hace medio siglo teníamos ilusiones colectivas, abrigábamos alguna utopía en el corazón. La humanidad nueva, un destello del Reino de Dios, un nuevo proyecto sociopolítico, o todo junto, iría transformando nuestra añeja miseria. Ahora que nos acercamos a la tercera década del siglo XXI apenas si logramos que cada uno crea en sí mismo. Vamos caminando sin cohesión social, con mucha desconfianza y no poco desaliento. En esta hora complicada resulta difícil imaginar por dónde se manifestará la luz de la salvación. La aventura y el desafío de la fe nunca han sido una tarea sencilla. Los israelitas también parecían atrapados por un añejo pesimismo tanto en tiempos de Miqueas como en el primer siglo de nuestra era. Sin embargo, algunas personas caminaban a contracorriente de la historia. María e Isabel no habían enterrado su confianza en Dios. Dios les cumplió y sin hacer alarde, en María nos regaló esa gran esperanza llamada Jesús.

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