HAGAN DISCÍPULOS
Hech 1,1-11; Ef 1,17-23; Mt 28,16-20
La misión del Señor Jesús en la tierra tenía un
propósito y un alcance preciso: desvelar la hondura del amor salvador de Dios
Padre, para que toda persona bien dispuesta lo acogiera con fe y apertura y se
constituyeran en una comunidad de testigos, que documentaran la vitalidad de
ese amor. La manifestación máxima de ese amor quedó manifiesta en la pasión y
muerte de Jesús en la cruz. La resurrección y ascensión al cielo de Jesucristo
ponía término a una etapa de la salvación. Los discípulos tienen que salir del
aturdimiento y ponerse en marcha. De ahí el reclamo del Maestro, no tiene
sentido quedarse parados, no hay lugar para el romanticismo y la nostalgia. El
Señor resucitado asegura a los discípulos que contarán con su asistencia en el
cumplimiento del triple encargo: hacer discípulos, bautizar y enseñar a cumplir
los mandatos transmitidos por Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA Hch 1, 11
Hombres de Galilea, ¿qué hacen allí parados mirando
al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como
lo han visto marcharse. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, rebosar de santa
alegría y, gozosos, elevar a ti fervorosas gracias ya que la ascensión de
Cristo, tu Hijo, es también nuestra victoria, pues a donde llegó él, que es
nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros, que somos su cuerpo. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Se fue elevando a la vista de sus apóstoles.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca
de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo,
después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles
que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio
numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por
ellos y les habló del Reino de Dios.
Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó:
"No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi
Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días
ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo".
Los ahí reunidos le preguntaban: "Señor,
¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?". Jesús les contestó:
"A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha
determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre
ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra".
Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos,
hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo,
viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les
dijeron: "Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo
Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto
alejarse". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 46,2-3.6-7.8-9.
R/. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su
trono. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo
llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey
supremo. R/.
Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor,
asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y
cantemos todos. R/.
Porque Dios es el rey del universo, cantemos el
mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono
santo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Lo hizo sentar a su derecha en el cielo.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios:
1,17-23
Hermanos: Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de revelación
para conocerlo.
Le pido que les ilumine la mente para que
comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica
es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria
grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él, por la
eficacia de su fuerza poderosa.
Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los
muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los
ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de
cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro.
Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo
constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del
que lo consuma todo en todo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 28, 19.20
R/. Aleluya, aleluya.
Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, dice
el Señor, y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo. R/.
EVANGELIO
Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra.
Del santo Evangelio según san Mateo: 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a
Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús,
se postraron, aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo:
"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y
hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he
mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús,
nuestro gran sacerdote, que ha atravesado el cielo para interceder por
nosotros, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres diciendo: Te
rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que Cristo, desde el trono de su gloria, venga
en ayuda de su Iglesia, que lucha en medio de las dificultades del mundo, y no
permita que sus fieles se dejen cautivar por los bienes de la tierra, roguemos
al Señor.
Para que Jesús, el Señor, que prometió que, al ser
elevado sobre la tierra, atraería a todos hacia sí, revele su nombre a los
hombres que aún no lo conocen, roguemos al Señor.
Para que el Señor, que con su triunfo ha glorificado
nuestra carne colocándola cerca de Dios Padre, llene de esperanza a los que
sufren enfermedades en el cuerpo o angustias en el espíritu, roguemos al Señor.
Para que el Señor, elevado al cielo, nos envíe el
Espíritu Santo, para que nos enseñe a amar los bienes de arriba y a no dejarnos
cautivar por las cosas de la tierra, roguemos al Señor.
Dios, Padre todopoderoso, que has resucitado a
Cristo, tu Hijo, y los has hecho Señor del universo, reconoce la voz de tu
amado en las oraciones de la Iglesia y concédenos lo que, te hemos pedido. Por
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de
los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, este sacrificio en la gloriosa
festividad de la ascensión, concédenos que por este santo intercambio. nos
elevemos también nosotros a las cosas del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO I DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
El misterio de la Ascensión
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor
del pecado y de la muerte, ha ascendido [hoy] ante el asombro de los ángeles a
lo más alto del cielo, como mediador entre Dios y los hombres, como juez de
vivos y muertos.
No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino
que ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de
su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo
entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y
los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin
del mundo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos permites
participar en la tierra de los misterios divinos, concede que nuestro fervor
cristiano nos oriente hacia el cielo, donde ya nuestra naturaleza humana está
contigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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