LA ALEGRIA DEL ESPIRITU
Los discípulos de Jesús se habían acostumbrado a la
compañía orientadora de su Maestro. Paulatinamente aprendieron a desprenderse
de sus viejos esquemas tradicionales, marcados por los estrechos criterios de
la supremacía -el hombre sobre la mujer; el judío sobre el gentil; el sano
sobre el enfermo- y aprendieron a amar y respetar sin distingo s a toda
persona, particularmente a la más necesitada. Este nuevo paradigma de vida
había sido elocuentemente vivido por el Señor Jesús. Luego de su ascensión al
Padre, tendrían que aprender a sobreponerse a su ausencia física. El camino
nuevo, bajo el Espíritu de la verdad, les permitiría realizar el discernimiento
oportuno en sintonía con la vida y obra de Jesucristo. Una fidelidad creativa,
vivida en el amor fraterno, les permitiría mantenerse fieles a Jesucristo.
ANTIFONA DE ENTRADA Cfr. Is 48, 20
Con voz de júbilo, anúncienlo; que se oiga. Que
llegue a todos los rincones de la tierra: el Señor ha liberado a su pueblo.
Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
RACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos continuar celebrando
con incansable amor estos días de tanta alegría en honor del Señor resucitado,
y que los misterios que hemos venido conmemorando se manifiesten siempre en
nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Les impusieron las manos y recibieron el Espíritu
Santo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 8,
5-8.14-17
En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de
Samaria y predicaba allí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que
decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban
viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y
muchos paralíticos y lisiados quedaban curados.
Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaria había
recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan. Estos, al llegar,
oraron por los que se habían convertido, para que recibieran el Espíritu Santo,
porque aún no lo habían recibido y solamente habían sido bautizados en el
nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan impusieron las manos sobre ellos,
y ellos recibieron el Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a.16 y 20.
R/. Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su
gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: "Tu
obra es admirable". R/.
Que se postre ante ti la tierra entera y celebre
con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha
hecho por los hombres. R/.
El transformó el Mar Rojo en tierra firme y los
hizo cruzar el Jordán a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el
Señor es eterno y poderoso. R/.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré
lo que ha hecho por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me
retiró su gracia. R/.
SEGUNDA LECTURA
Murió en su cuerpo y resucitó glorificado.
De la primera carta del apóstol san Pedro: 3,15-18
Hermanos: Veneren en sus corazones a Cristo, el
Señor, dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de la
esperanza de ustedes. Pero háganlo con sencillez y respeto y estando en paz con
su conciencia.
Así quedarán avergonzados los que denigran la
conducta cristiana de ustedes, pues mejor es padecer haciendo el bien, si tal
es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo
murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres; él, el
justo, por nosotros, los injustos, para llevamos a Dios; murió en su cuerpo y
resucitó glorificado. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor;
y mi Padre lo amará y vendremos a él. R/.
EVANGELIO
Yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito.
Del santo Evangelio según san Juan: 14, 15-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les
dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la
verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en
cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes.
No los dejaré desamparados, sino que volveré a
ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán,
porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán
que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.
El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me
ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me
manifestaré a él". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFSIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros,
elevemos, hermanos, nuestras súplicas al Padre diciendo: Te rogamos, Señor.
(R/. Te rogamos, Señor.)
Para que el que estaba muerto y ahora vive por los
siglos de los siglos conceda a la Iglesia ser, con firmeza y valentía,
testimonio perseverante de su resurrección, roguemos al Señor.
Para que el resucitado, que dio a los apóstoles su
paz, quiera concederla también en abundancia a todos los pueblos, roguemos al
Señor.
Para que el vencedor de la muerte transforme los
sufrimientos de los enfermos, de los moribundos y de todos los que sufren en
aquella alegría que nunca nadie les podrá quitar, roguemos al Señor.
Para que el que tiene las llaves de la muerte y de
su reino nos conceda celebrar un día su resurrección con los ángeles y los
santos en su reino, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que no has redimido en Cristo, muerto
por nuestros pecados y resucitado, para nuestra justificación, escucha nuestra
oración e infúndenos tu Espíritu de la verdad, para que, llenos de su
sabiduría, sepamos siempre dar razón de nuestra esperanza. Por Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada
por estas ofrendas, para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para
celebrar el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Cristo, sacerdote y victima
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que
Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque él, con la oblación de su cuerpo
en la cruz, llevó a plenitud los sacrificios de la antigua alianza, y al
entregarse a ti por nuestra salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote,
víctima y altar. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se
desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los
arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 14, 15-16
Si me aman, cumplirán mis mandamientos, dice el
Señor; y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Abogado, que permanecerá con
ustedes para siempre. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la
resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en
nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones
el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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