sábado, 29 de agosto de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200830


La pandemia del coronavirus nos ha permitido entender dolorosamente que no podemos desvincularnos de los demás. Tampoco podemos soñar con que los adelantos tecnológicos nos permitirán ser inmortales. Nuestra soberbia ha sido pulverizada en unos cuantos días. Somos barro y al barro volveremos a pesar de nuestros sueños de grandeza. Los héroes anónimos que en los hospitales siguen exponiendo su vida para ayudar a los enfermos intubados, a todos los que no consiguen respirar, nos permiten reafirmar la verdad última que nos revela este pasaje evangélico: "el que pierda su vida la encontrará..., el que quiera salvar su vida, la perderá". Extraña paradoja que esconde y desvela el misterio esencial de la vida cristiana.

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