Según
san Ireneo de Lyon, Dios Padre tiene dos brazos: uno es el Hijo y el otro es el
Espíritu. Tal vez, los católicos hemos meditado frecuentemente en el primer
brazo. Tenemos muchos dogmas, liturgias, arte, y una infinidad de otros
elementos dedicados al Hijo de Dios, encarnado en Jesucristo. Sin embargo, nos
falta atención al otro brazo divino, el Espíritu. Esto ha sido notado
especialmente por las Iglesias Ortodoxas, que hablan de un "cristo monismo"
de la Iglesia católica. Se trata de una tendencia de olvidarse del Espíritu y
dar atención distorsionada al Hijo, con resultados negativos como el legalismo,
el autoritarismo y el machismo. Hoy es un buen día para redescubrir al Espíritu
y su creatividad, imprevisibilidad y libertad. Sobre todo, como ha dicho el
Papa Francisco, nos ayuda a salir de nuestro egoísmo y formar una comunidad
vital.
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