NO SE PUEDE SER CRISTIANO SIN LOS DEMÁS
Hech 9,26-31; Sal 21; 1 Jn 3, 18-24; Jn 15,1-8
Si hay alguien que hubiese podido declararse
individualista, fue san Pablo. Su conversión pareció efectuarse por medio de
una relación individual con el Señor, sin la mediación de otras personas. La
historia de su vocación fue tan central en el libro de Hechos, que su
personalidad individual se convirtió en clave durante los primeros años de la
fe cristiana. No obstante, Pablo rechazó el individualismo y enfatizó la unión
con otros cristianos. En la primera lectura, por ejemplo, hace un viaje
relámpago a Jerusalén con el fin de afirmar su comunión con toda la comunidad
cristiana que comenzaba ya a ser universal. En el Evangelio de hoy, tenemos el
mismo desafío al individualismo. De acuerdo con Jesús, los cristianos son como
rama de una vida que se necesitan mutuamente y que requieren, sobre todo, la
vida que surge de él y del Padre.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 97, 1-2
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho
maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, lleva a su plenitud en
nosotros el sacramento pascual, para que, a quienes te dignaste renovar por el
santo bautismo, les hagas posible, con el auxilio de tu protección, abundar en
frutos buenos, y alcanzar los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Les contó cómo había visto al Señor en el camino.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 9, 26-31
Cuando Pablo regresó a Jerusalén, trató de unirse a
los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no creían que se hubiera
convertido en discípulo.
Entonces, Bernabé lo presentó a los apóstoles y les
refirió cómo Saulo había visto al Señor en el camino, cómo el Señor le había
hablado y cómo él había predicado, en Damasco, con valentía, en el nombre de
Jesús. Desde entonces, vivió con ellos en Jerusalén, iba y venía, predicando
abiertamente en el nombre del Señor, hablaba y discutía con los judíos de habla
griega y éstos intentaban matarlo. Al enterarse de esto, los hermanos
condujeron a Pablo a Cesarea y lo despacharon a Tarso.
En aquellos días, las comunidades cristianas
gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban
consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas
por el Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 21, 26b-27. 28. 30ab. 30c-32.
R/. Bendito sea el Señor. Aleluya.
Le cumpliré mis promesas al Señor delante de sus
fieles. Los pobres comerán hasta saciarse y alabarán al Señor los que lo
buscan: su corazón ha de vivir para siempre. R/.
Recordarán al Señor y volverán a él desde los
últimos lugares del mundo; en su presencia se postrarán todas las familias de
los pueblos. Sólo ante él se postrarán todos los que mueren. R/.
Mi descendencia lo servirá y le contará a la
siguiente generación, al pueblo que ha de nacer, la justicia del Señor y todo
lo que él ha hecho. R/.
SEGUNDA LECTURA
Este es su mandamiento: que creamos y que nos
amemos.
De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 18-24
Hijos míos: No amemos solamente de palabra, amemos
de verdad y con las obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y delante
de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de cualquier cosa que ella nos
reprochare, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y todo lo conoce.
Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra
confianza en Dios es total.
Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y
hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos.
Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su
Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio.
Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y
Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él
permanece en nosotros. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 15, 4. 5
R/. Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor;
el que permanece en mí da fruto abundante. R/.
EVANGELIO
El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto
abundante.
Del santo Evangelio según san Juan: 15, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da
fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.
Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en
mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no
permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la
vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto
abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le
echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego
y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho
fruto y se manifiesten así como discípulos míos". Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa
Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos a Cristo, camino verdad y vida y, como
pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo:
Para que Cristo, esposo de la Iglesia, llene de
alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino,
roguemos al Señor.
Para que Cristo, piedra angular del edificio,
ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la buena
nueva de la resurrección, roguemos al Señor.
Para que Cristo, estrella luciente de la mañana,
seque las lágrimas de los que lloran y aleje del dolor las penas de los que
sufren, roguemos al Señor.
Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos
conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los hombres que
desconocen la victoria de la resurrección, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que nos has unido a Cristo como
sarmientos a la verdadera vid, escucha nuestra oración y danos tu Espíritu
Santo, para que, amándonos los unos a los otros, demos frutos abundantes de
santidad y de paz. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y
glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por el santo valor de este
sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina,
concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de
acuerdo con ella.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
PREFACIO V DE PASCUA
Cristo, sacerdote y victima
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que
Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque él, con la oblación de su cuerpo
en la cruz, llevó a plenitud los sacrificios de la antigua alianza, y al
entregarse a ti por nuestra salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote,
víctima y altar. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se
desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los
arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 1. 5
Yo soy la vid verdadera y ustedes los sarmientos,
dice el Señor; si permanecen en mí y yo en ustedes, darán fruto abundante.
Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te
dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua
condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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