martes, 21 de diciembre de 2021

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Domingo 26 de diciembre 2021


 

LA FAMILIA, IMPORTANTE Y CAMBIANTE


1 Sam 1,20-22. 24-28; Sal 83; 1 Jn 3, 1-2. 21-24; Lc 2, 41-52
 
En la Biblia, la familia ocupa un puesto importante. No hubiera podido ser de otro modo, porque los autores bíblicos nacieron en el marco de una familia. Por lo tanto, la historia de Jesús empieza en el seno de una familia, como Lucas nos muestra. Jesús es hijo carnal de María, ligado físicamente a ella por la carne. Es ligado legalmente a José, por lo cual queda registrado oficialmente como descendiente de David. Pero su familia biológica y legal queda relativizada y sometida a otra superior, su relación con el Padre. Por si fuera poco, la familia sufre otro cambio, el de significado, en la primera carta de Juan. Allí, el Apóstol habla de los cristianos como hijos de Dios, no por ataduras carnales, legales, o metafísicas, sino por la gracia y la fe. La familia bíblica es importante, pero siempre cambiante.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2, 16
 
Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño recostado en un pesebre.
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que, imitando sus virtudes domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos gozar de la eterna recompensa en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo ....
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
Samuel quedará consagrado de por vida al Señor.
 
Del primer libro de Samuel: 1, 20-22. 24-28
 
En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: ''Al Señor se lo pedí". Después de un año, Elcaná, su marido, subió con toda la familia para hacer el sacrificio anual para honrar al Señor y para cumplir la promesa que habían hecho, pero Ana se quedó en su casa. Un tiempo después, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino.
Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: "Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Este es el niño que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida". Y adoraron al Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
 
Del salmo 83,2-3.5-6.9-10.
R/. Señor, dichosos los que viven en tu casa.
 
Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa. R/.
 
Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su corazón. R/.
 
Escucha mi oración, Señor de los ejércitos; Dios de Jacob, atiéndeme. Míranos, Dios y protector nuestro, y contempla el rostro de tu Mesías. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Nos llamamos hijos de Dios y lo somos.
 
De la primera carta del apóstol san Juan: 3,1-2.21-24
 
Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de; Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos.
Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Hechos 16,14
R/. Aleluya, aleluya.
 
Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R/.
 
 
EVANGELIO
 
Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los doctores.
 
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 41-52
 
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia". Él les respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?". Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas. Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 


PLEGARIA UNIVERSAL
 
Oremos, hermanos, a Jesucristo, el Señor, que, para santificar la familia, quiso compartir la vida de un hogar humano:
 
Para que el Señor, que quiso participar de la vida de la familia en el hogar de María y José, mantenga en paz y armonía a todas las familias cristiana, roguemos al Señor.
 
Para que los novios sientan la presencia de Dios en la vivencia de su amor mutuo y se preparen sanamente para su matrimonio, roguemos al Señor.
 
Para que Dios ilumine y consuele a las familias desunidas, a los esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a los hijos de los divorciados, a los hogares sin hijos y a los que lloran la muerte de sus familiares, roguemos al Señor.
 
Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía con nuestros familiares (con los miembros de nuestra comunidad), superando con bondad, comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas desavenencias, roguemos al Señor.
 
Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, escucha nuestras súplicas y haz que los padres y madres de familia participen de la fecundidad de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría, entendimiento y gracia ante ti y ante los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y te pedimos humildemente que, por la intercesión de la Virgen Madre de Dios y de san José, fortalezcas nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
PREFACIO
 
La Salvación por Cristo
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar; Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro. Por El, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociamos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 3, 38
 
Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Padre misericordioso, haz que, reanimados con este sacramento celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar eternamente de su compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 

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