SOLEMNIDAD, NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, PATRONA DE AMÉRICA Domingo 12 de diciembre 2021

Era el mes de diciembre de 1531, diez años solamente después de
conquistada Tenochtitlan por los españoles, cuando la santísima Virgen se
apareció al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac. Lo nombró su embajador
ante el obispo. fray Juan de Zumárraga, para que le construyeran un templo. La
prueba de que las palabras de Juan Diego eran ciertas fueron las rosas que
llevó en su tilma y la preciosa imagen que apareció dibujada en ella. La
santísima Virgen es nuestra Madre. Toda la historia de Juan Diego y de las
apariciones de la Virgen están fundadas en una constante y sólida tradición.
LOS PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA
Is 7. 10-14; Sal 66, Gál 4, 4-7 Lc l 39-48
Casi nunca la historia nos narra los acontecimientos simples de los
pobres. En el texto de Lucas encontramos una excepción. A pesar de ser este
evangelista un historiador, no se ha dejado arrastrar por la tendencia a
resaltar las obras de los poderosos de la tierra; él ha querido mostrar los
detalles simples de una realidad que aparentemente no tiene ningún puesto en el
desarrollo histórico de una sociedad que sólo considera importante lo que hacen
los grandes. Aquí el protagonismo es de un par de mujeres, personajes ya de por
sí devaluados en una sociedad machista patriarcal, dos niños que aún sin nacer
ya están llamando la atención del autor y el Espíritu Santo, que llena de gozo
a Isabel para bendecir a su parienta María y el fruto de su vientre y para
cantar la grandeza del Señor.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Apoc 12,1
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la
luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Se dice Gloria.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios, Padre de misericordia, que has puesto a este pueblo tuyo bajo la
especial protección de la siempre Virgen María de Guadalupe, Madre de tu Hijo,
concédenos, por su intercesión, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso
de nuestra patria por caminos de justicia y de paz. Por nuestro Señor
Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo.
Del libro del profeta Isaías: 7, 10-14
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al
Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo
alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentaré al Señor".
Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos
con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor
mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz
un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir
Dios-con-nosotros". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
O bien:
Yo soy la madre del amor. Vengan a mí los que me aman.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 24, 23-31
Yo soy como una vid de fragantes hojas y mis flores son producto de
gloria y de riqueza. Yo soy la madre del amor, del temor, del conocimiento y de
la santa esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad, toda
esperanza de vida y de virtud. Vengan a mí, ustedes, los que me aman y
aliméntense de mis frutos. Porque mis palabras son más dulces que la miel y mi
heredad, mejor que los panales.
Los que me coman seguirán teniendo hambre de mí, los que me beban
seguirán teniendo sed de mí; los que me escuchan no tendrán de qué avergonzarse
y los que se dejan guiar por mí no pecarán. Los que me honran tendrán una vida
eterna. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 66, 2-3. 5. 7-8.
R/. Que te alaben, Señor, todos los pueblos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a
nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R/.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones. R/.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen
todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer.
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 4, 4-7
Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo,
nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo
la ley, a fin de hacernos hijos suyos.
Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu
de su Hijo, que clama: "¡Abbá!", es decir, ¡Padre! Así que ya no eres
siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 47
R/. Aleluya, aleluya.
Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi
salvador. R/.
EVANGELIO
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las
montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En
cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces
Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas
llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que
has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del
Señor". Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi
espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la
humildad de su esclava". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo
único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de
Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pongamos, hermanos, nuestros ojos en Jesús, que, para salvar al mundo,
quiso nacer de santa María Virgen, y oremos por nuestra nación, por los pueblos
de América Latina y por el bien de todos los hombres:
Para que el Señor, que quiso que la santidad de la Iglesia se
prefigurara y culminara en la perfección de María, conceda a los cristianos de
México y a sus pastores ser vivo reflejo de aquella santidad que resplandece en
la santa Madre de Dios, roguemos al Señor.
Para que nuestra nación, que hoy venera con solemnidad a María, bajo la
advocación de Guadalupe, alcance una paz verdadera y estable y vea alejada de
sus ciudadanos las injusticias y los egoísmos mutuos, roguemos al Señor.
Para que el ejemplo de la fortaleza de María, que sufrió crueles
dolores al pie de la cruz, sea consuelo para los que sufren y esperanza para
quienes se sienten decaídos, roguemos al Señor.
Para que los cristianos de México que hoy celebramos la Solemnidad de
Nuestra Señora de
Guadalupe, demos a los ciudadanos de nuestra nación un claro testimonio
de fe cristiana y una colaboración eficaz a la prosperidad de nuestro pueblo,
roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has querido que santa María de Guadalupe fuera ayuda
y patrona del pueblo mexicano, escucha nuestras plegarias y haz que, confiando
en su ayuda poderosa, obtengamos los bienes que te hemos pedido. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta solemnidad de
nuestra Señora de Guadalupe, y haz que este sacrificio nos dé fuerza para
cumplir tus mandamientos, como verdaderos hijos de la Virgen María. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO: La Virgen María, signo materno del
amor de Dios.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en tu inmensa bondad has
querido que la Madre de tu Hijo, bajo el título de Guadalupe, fuera especial
Madre nuestra, refugio y Señora, presencia viva en la historia de este pueblo
tuyo.
Ella, mensajera de tu verdad y
signo materno de tu amor, nos brindó compasión, auxilio y defensa, y hoy nos
invita a reconciliarnos contigo y entre nosotros, y a proclamar el Evangelio de
tu Hijo, para hacer que florezcan en nuestras tierras la fraternidad y la paz.
Por eso, con todos los ángeles
y los santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo ...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 147, 20
No ha hecho nada semejante con ningún otro pueblo; a ninguno le ha
manifestado tan claramente su amor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que acabamos de recibir en este
sacramento, nos ayuden, Señor, por intercesión de santa María de Guadalupe, a
reconocernos y amarnos todos como verdaderos hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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