UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20241117
En la temporada actual del año, cuando la luz solar mengua cada día y el otoño empieza a ceder su puesto al invierno, quizá añoramos un poco de estabilidad. Tal vez nos preguntamos: ¿es que todo lo que existe está destinado a cambiar? ¿Es que no hay nada que podamos agarrar y jamás perder? ¿Es que nunca vamos a conocer una vida sin cambios incesantes? Si no tuviéramos la fe cristiana, no podríamos contestar semejantes preguntas a ciencia cierta. El mundo no nos muestra ni siquiera una pequeña realidad permanente. Pero se nos ha regalado la fe y por eso podemos creer que sí hay algo permanente. De hecho, Dios nos asegura que tendremos no sólo algo permanente sino la vida eterna junto con el Señor si caminamos hacia ella con fe, a lo largo de los cambios del tiempo.
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