miércoles, 27 de noviembre de 2024

DOMINGO 1 DE ADVIENTO Ciclo C




DOMINGO 1 DE ADVIENTO Ciclo C
 
Domingo 1 de diciembre 2024
 
 
“Estad despiertos en todo tiempo”
 
Comenzamos con este Domingo el tiempo del Adviento, el tiempo litúrgico con el que los cristianos comenzamos el nuevo Año Litúrgico. Tiempo de espera y de preparación, de camino y de horizonte, tiempo anterior a la Navidad, tiempo que nos prepara para la venida de Cristo. ¿Pero qué venida es esa? Jesús de Nazaret, el Verbo hecho carne, el Hijo de Dios vivo, ya vino hace dos mil y pico de años. ¿Cómo decir entonces que esperamos el nacimiento de Cristo? ¿Cómo decir que esperamos su venida? La Iglesia espera la venida de Cristo desde tres prismas. Tres dimensiones hay en esta espera, en este anuncio de la Venida de Cristo, que tienen que ver tanto con las virtudes teologales de la Fe, el Amor y la Esperanza, como con las Tres Personas Divinas de la Trinidad. Tres venidas que son la histórica en la que ya llegó Cristo, la diaria en la que viene el Espíritu a nuestra vida, y la que vendrá, en el final de los tiempos, el mismo Padre para llevar a la creación a su plenitud.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA
 
A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti no quedan defraudados. (Cfr. Sal 24, 1-3)
 
 
NO SE DICE GLORIA
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las buenas obras, colocados un día a tu derecha, merezcamos poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo…
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
Lectura del profeta Jeremías 33, 14-16
 
Ya llegan días —oráculo del Señor— en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: “El Señor es nuestra justicia”.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
 
Salmo 24
 
R. A ti, Señor, levanto mi alma
 
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.
 
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. El Señor se confía a los que lo temen, y les da a conocer su alianza. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 3, 12 4, 2
 
Hermanos: Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos. Por lo demás, hermanos os rogamos y os exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante. Pues ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Sal 84,8)
 
Aleluya, aleluya. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
R. Aleluya, Aleluya.
 
 
EVANGELIO
 
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 25-28. 34-36
 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Sacerdote: Hermanos, oremos a nuestro Señor Jesucristo en el portal de Belén, para que, por su luz y por su amor en los brazos de María, nos conceda lo que hoy le pedimos al Padre en su nombre, por ello con fe digamos:
TODOS: Divino Señor, escúchanos.
1.         Por los presbíteros, para que inspirados en la unidad de la Sagrada Familia en el portal de Belén, procuren siempre la unidad de la Iglesia, y que nosotros permanezcamos unidos. Roguemos al Señor.
2.         Por los que por odio persiguen a Cristo en su Iglesia, para que reciban la gracia de la conversión, y que como Iglesia, seamos lámparas encendidas en medio de la oscuridad. Roguemos al Señor.
3.         Por los enfermos, para que Dios Padre les dé sanidad acorde a su voluntad, y que como Iglesia sepamos ayudarlos, viendo el rostro de Cristo en ellos. Roguemos al Señor.
4.         Por los presos, para que Dios esté siempre con ellos y puedan sentir siempre su presencia y su misericordia, y que como Iglesia los tengamos siempre en nuestras oraciones. Roguemos al Señor.
Intenciones de la Iglesia local.
Sacerdote: Atiende Padre bueno, las oraciones y súplicas que como hijos confiadamente te dirigimos, y transforma nuestros corazones y nuestras vidas en ofrenda permanente para la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor. TODOS: Amén.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Recibe, Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente para aumento de nuestra fe, se convierta para nosotros en prenda de tu redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
PREFACIO I DE ADVIENTO
 
Las dos venidas de Cristo
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación eterna, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
 
El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra producirá su fruto (Sal 84, 13).
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro corazón en las que han de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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