miércoles, 7 de diciembre de 2011

Navidad, una celebración especial


Las celebraciones de Navidad siempre son especiales: acude a ellas mucha gente que no es habitual. Sin saberlo quizás, están saliendo al encuentro de Aquel que quiere encontrarse con los hombres para salvarlos. Todo el mundo tiene un corazón bien predispuesto. Por ello debemos proclamar las consecuencias que tiene este encuentro: construyendo un mundo donde desaparezca la pobreza, donde todos los hombres sean hermanos, en donde reine la paz. Es en la Eucaristía donde tenemos ese encuentro especial de Dios en nuestro “hoy”. En ella hallamos no sólo el inicio de la salvación representada por la Navidad, sino toda la salvación completada por Jesucristo. Es un momento para ser nosotros mismo “punto de encuentro” entre Dios y los hombres y mujeres que Dios ama.
“Tanto amó Dios al Mundo que le dio a su único Hijo... “ Esto es lo que celebramos en la Navidad; la manifestación suprema del amor de Dios en el don de su Hijo, de su Palabra personal, su Verbo. Sin embargo, aunque Jesús hubiera nacido cien veces en Belén, si no nace en nuestro corazón, todo sería inútil.

Abramos nuestro corazón para recibir con profunda alegría y gratitud este máximo don del amor de Dios a los hombres, que hace más de dos mil años con la Encarnación redentora del Hijo de Dios, se hizo uno de nosotros en el seno de la Purísima Virgen María.

¡Feliz Navidad!

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