En la venida de Cristo al mundo, Cristo se presenta como Luz del mundo que viene a iluminar a todos los hombres, y de un modo especial a los que viven en tinieblas. “La Palabra era la Luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”. (Jn 1, 9)
El misterio de Navidad es mucho más rico, grande y profundo que el simple recuerdo del nacimiento de Jesús. Es la celebración y actualización de la presencia de Dios en este mundo, para renovarlo y transformarlo, “Reconoce, cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino de Dios”.
Gracias a la iluminación de Cristo “Conociendo a Dios visiblemente, pidamos que él nos lleve al amor de lo invisible”.
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