XXVI DOMINGO ORDINARIO Ciclo A
Domingo 28 de septiembre 2014
CUANDO EL MALVADO SE CONVIERTE
Ez 18, 25-28; Flp 2, 1-11; Mt 21, 26-32
El profeta Ezequiel representa un cambio sustancial en la
comprensión de la justicia divina, puesto que afirma el principio de la
responsabilidad personal. Cada persona se hace responsable de sus propias
decisiones. En adelante, el proceder del Señor enfatizará la compasión y la
misericordia sobre el castigo. El Dios de la vida se alegra cuando sus hijos
reorientan sus opciones y reajustan sus relaciones con Él y con sus hermanos.
De esa manera cosecharán vida en abundancia. La parábola de los dos hijos que
nos refiere el Evangelio de san Mateo ilustra ese planteamiento. Para Dios no
hay prisas ni plazos terminantes. Alarga las oportunidades, regala su perdón y
acoge con alegría al hijo desobediente que depone su rebeldía. En el terreno de
los hechos, eso fue lo que hizo el Señor Jesús al acoger a los descreídos y a
las prostitutas. Esa compasión abierta despertó los recelos y el rechazo de la
"gente decente" que cuestionó su proceder.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Dn 3, 31.29. 30. 43. 42)
Todo lo que hiciste con nosotros, Señor, es verdaderamente
justo, porque hemos pecado contra ti y hemos desobedecido tus mandatos; pero
haz honor a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable
sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, multiplica tu gracia
sobre nosotros, para que, apresurándonos hacia lo que nos prometes, nos hagas
partícipes de los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Monición.- El profeta Ezequiel nos revela el profundo
respeto que Dios guarda a la libertad del hombre. No obstante, subraya que
dicha libertad tiene sus implicaciones: quien es justo alcanza larga vida y
prosperidad, y quien hace la maldad se condena.
Del libro del profeta Ezequiel: 18, 25-28
Esto dice el Señor: "Si ustedes dicen: 'No es justo el
proceder del Señor', escucha, casa de Israel: ¿Conque es injusto mi proceder?
¿No es más bien el proceder de ustedes el injusto?
Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y
muere; muere por la maldad que cometió. Cuando el pecador se arrepiente del mal
que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si
recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no
morirá". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Del salmo 24
R/. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu
doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza.
R/.
Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura.
Según ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros. R/.
Porque el Señor es recto y bondadoso indica a los pecadores
el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus
caminos. R/.
Segunda lectura.
Monición.- La envidia, la presunción y el egoísmo causaban
estragos en la comunidad de Filipos. Por ello Pablo les invita a superar los
propios intereses y a vivir en la concordia y el amor.
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 2, 1-11
Hermanos: Si alguna fuerza tiene una advertencia en nombre
de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el
mismo Espíritu y si ustedes me profesan un afecto entrañable, llénenme de
alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas
aspiraciones y una sola alma. Nada hagan por espíritu de rivalidad ni
presunción; antes bien, por humildad, cada uno considere a los demás como
superiores a sí mismo y no busque su propio interés, sino el del prójimo.
Tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús.
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las
prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a
sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso
la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el
nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen
la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan
públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
(Jn 10, 27) R/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y
ellas me siguen. R/.
Evangelio
Monición.- Por medio de una historia sencilla, Jesús nos
enseña lo siguiente: las buenas intenciones no son suficientes, se requiere la
práctica del amor y la justicia para alcanzar la salvación.
Del santo Evangelio según san Mateo: 21, 28-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo: "¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos
fue a ver al primero y le ordenó: 'Hijo, ve a trabajar hoy en la viña'. Él le
contestó: 'Ya voy, señor', pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le
dijo lo mismo. Éste le respondió: 'No quiero ir', pero se arrepintió y fue.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?". Ellos le respondieron:
"El segundo".
Entonces Jesús les dijo: "Yo les aseguro que los
publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de
Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le
creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes,
ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en
él". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Ahora, después de haber proclamado nuestra fe, presentemos nuestra
oración confiada al Padre de todos. Después de cada petición diremos:
Escúchanos, Padre.
Por la Iglesia, por aquellos que quieren seguir a Jesucristo
con fidelidad. Oremos.
Por el Papa, por nuestro obispo y por todos los obispos del
mundo. Oremos.
Por las autoridades civiles y sus colaboradores, que tienen
como misión hacer que funcione la vida colectiva. Oremos.
Por los hombres y mujeres del mundo entero, principalmente
por aquellos que sufren las consecuencias de una riqueza mal repartida. Oremos.
Por quienes, movidos por el amor, trabajan por el bien de
sus hermanos: los ancianos, los enfermos y los que se encuentran solos. Oremos.
Por la paz y la justicia en nuestra patria, que exigen el
esfuerzo de todos para alcanzarlas y conservarlas. Oremos.
Por los que estamos reunidos en esta Eucaristía,
compartiendo la alegría de la fe. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración. Haznos cada vez más fieles
a tu amor, siguiendo el camino de tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina por los
siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Dios misericordioso, que nuestra ofrenda te sea
aceptable y que por ella quede abierta para nosotros la fuente de toda
bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Sal 118, 49-50)
Recuerda, Señor, la promesa que le hiciste a tu siervo, ella
me infunde esperanza y consuelo en mi dolor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que este misterio celestial renueve, Señor, nuestro cuerpo y
nuestro espíritu, para que seamos coherederos en la gloria de aquel cuya
muerte, al anunciarla, hemos compartido. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Las personas somos
impacientes con los demás, administramos con tacañería las oportunidades y
vamos negándoles el perdón y la comprensión. La longanimidad y la nobleza de
corazón no son nuestra principal fortaleza. Las personas que nos tratan con
enorme compasión y tolerancia nos aman de manera incondicional. Esas relaciones
nos estimulan a ser mejores personas. Dios nos trata siempre de esa manera. Si
revisamos nuestra historia personal podemos advertir que en distintos momentos
de nuestra vida nos hemos equivocado radicalmente y Dios nos ha dado otra
oportunidad. La conciencia de haber sido perdonados nos da confianza para
recomenzar de nuevo. Nuestra fragilidad está sustentada por el amor compasivo
de Dios, que como Padre y creador nos cuida y protege, con un amor mucho mayor
que el de una madre por sus creaturas. Desde esa certidumbre podemos vivir
confiadamente nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario