DOMINGO IV DE ADVIENTO Ciclo A
Domingo 18 de diciembre 2016
ASÍ NACIÓ JESÚS, EL MESÍAS
La certidumbre más profunda que
Israel aprendió, permanece registrada en ese hermoso nombre conocido y amado
por los cristianos que leían el Evangelio de san Mateo: Emmanuel. Dios está con
nosotros, camina a nuestro lado y conoce nuestros afanes más íntimos. Israel
aprendió a descubrir las señales de la presencia amorosa de Dios en su
historia. Ninguna tan explícita y plena como la de Jesús, hijo de María, que
vivió amando a sus hermanos de la misma manera que Dios ama. El relato del
nacimiento de Jesús es la confesión de fe de los primeros cristianos acerca de
la filiación divina de Jesús. Él es engendrado por la fuerza del Espíritu, en
su persona resplandece con total transparencia la humanidad nueva. Jesús, Verbo
de Dios es el hombre nuevo: es nuevo porque procede de Dios; es humano porque
fue gestado en el vientre de María, la mujer fiel de Nazaret.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 45, 8
Cielos, destilen el rocío; nubes,
lluevan la salvación; que la tierra se abra y germine el salvador.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas
tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio
del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su
cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
He aquí que la virgen concebirá.
Del libro del profeta Isaías: 7,
10-14
En aquellos tiempos, el Señor le
habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo
profundo, o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No
tentaré al Señor".
Entonces dijo Isaías: "Oye,
pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar
también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He
aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de
Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros".
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 23, 1-2.3-4ab.5-6
R/. Ya llega el Señor, el rey de
la gloria.
Del Señor es la tierra y lo que
ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los
mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.
¿Quién subirá hasta el monte del
Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos
puras y que no jura en falso. R/.
Ése obtendrá la bendición de
Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta es la clase de hombres que te
buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.
SEGUNDA LECTURA
Jesucristo, nuestro Señor, Hijo
de Dios, nació del linaje de David.
De la carta del apóstol san Pablo
a los romanos: 1, 1-7
Yo, Pablo, siervo de Cristo
Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para
proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los
profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro
Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en
cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder
como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.
Por medio de Jesucristo, Dios me
concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la
aceptación de la fe, para gloria de su nombre.
Entre ellos, también se cuentan
ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús. A todos ustedes, los que viven
en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les
deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt
1, 23 R/. Aleluya, aleluya.
He aquí que la virgen concebirá y
dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir
Dios-con-nosotros. R/.
EVANGELIO
Jesús nació de María, desposada
con José, hijo de David.
Del santo Evangelio según san
Mateo: 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la
siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que
vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba
esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla
en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas,
un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en
recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque
él salvará a su pueblo de sus pecados".
Todo esto sucedió para que se
cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que
la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de
Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel
sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, el auxilio del
Señor, para que, apiadado del pobre y del oprimido, venga a salvar al mundo de
sus males: Digamos confiadamente: (R/. Ven Señor Jesús.)
Para que todos los fieles se
dispongan a recibir a Cristo como lo recibió María y como ella conserven sus
palabras en el corazón, roguemos al Señor.
Para que aquellos hermanos
nuestros que han abandonado las prácticas cristianas pero acudirán a la iglesia
en las próximas fiestas de Navidad descubran la buena noticia del Evangelio, no
como un rayo fugaz en la noche, sino como luz permanente que ilumina y alegra
toda la vida, roguemos al Señor.
Para que las fiestas del
nacimiento del Señor, alejen las tinieblas de quienes viven sumergidos en dudas
e incertidumbres y colmen los deseos de quienes se sienten descorazonados y
tristes, roguemos al Señor.
Para que el nacimiento de Cristo
nos ayude a renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y honradamente,
esperando la aparición definitiva del Señor, roguemos al Señor.
Señor, Dios, que has mostrado la
gratuidad y la fuerza de tu amor eligiendo las entrañas purísimas de María para
revestir de carne mortal a tu Hijo, escucha nuestras plegarias y haz que
también nosotros sepamos acoger y engendrar espiritualmente tu Verbo,
escuchando tu palabra y obedeciendo a la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que santifique, Señor, estos
dones, colocados en tu altar, el mismo Espíritu que fecundó con su poder el
seno de la bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio de Adviento II
La doble espera de Cristo
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. A quien
todos los profetas anunciaron y la Virgen esperó con inefable amor de madre;
Juan lo proclamó ya próximo y lo señaló después entre los hombres. Él es quien
nos concede ahora preparamos con alegría al misterio de su nacimiento, para
encontramos así cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza. Por
eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra
de tu gloria. Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre
del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14
Miren: la Virgen concebirá y dará
a luz un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de
redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el
día de la festividad que nos tae la salvación, con tanto mayor fervor nos
apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.-Un creyente comprende claramente que la dinámica de la fe implica
asumir responsabilidades. No es Dios quien debe "comprobar" su existencia,
ni documentar de manera autoritaria su voluntad. La relación de fe implica
confianza y ésta no es el fruto de un silogismo, sino del libre encuentro de
dos personas que se abandonan recíprocamente una en la otra. Acaz no fue capaz
de confiar en la amigable presencia de Dios, mientras que María, la madre del
Señor Jesús, sí logró acoger el demandante llamado a ser madre del Emmanuel,
sin estar viviendo aún con José, su prometido. Como testigos de la fe, no
podemos exigir que las personas reciban sin vacilar la palabra de Dios. Nuestro
compromiso consiste en ser señales creíbles del amor de Dios. Quien conoce a
Dios, ama, escoge y asume los valores y preferencias de Dios.
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