UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
20170924.- Las experiencias de fe
no son un asunto comparable a la administración de negocios. Ni Dios es
contador, ni los creyentes somos empleados. La parábola de −El Propietario de
la viña− es apenas un lenguaje simbólico para ayudarnos a entender algo más
profundo. El amor de Dios se despliega de manera misteriosa. No conseguimos
entender por qué razón algunas personas reciben tantos beneficios
aparentemente, mientras que otras, parecen olvidadas de la mano de Dios. El
bienestar económico, la calidad educativa, la protección social y la seguridad
jurídica que disfruta una parte de la humanidad, se le regatea sin compasión a
la otra. El papa Francisco no comprende que se rescaten los bancos con sumas
cuantiosas, mientras que no se realizan los esfuerzos suficientes para rescatar
a miles de migrantes que sufren y mueren no sólo en el Mediterráneo, sino
también en nuestro país. El cuidado por los últimos no es sólo asunto de Dios,
sino que debiera serlo también de aquellos que lo confesamos como Señor. No se
puede voltear la cara al dolor de los migrantes y recitar el Padre Nuestro al
día siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario