DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A
Domingo 10 de septiembre 2017
EL PROFETA COMO VIGILANTE
Dentro de las estrategias de sobrevivencia que
mantenían las poblaciones de Israel estaban las torres de vigilancia,
emplazadas en las murallas. Los vigilantes debían avisar oportunamente de
cualquier movimiento de soldados que pusiera en riesgo a los habitantes. Un
aviso oportuno, una voz de alarma, salvaba muchas vidas. Los profetas, como
afirma Jeremías, se asemejaban a los vigilantes que resguardan las murallas.
Los profetas no miraban solamente los peligros externos, sino especialmente las
amenazas internas que pondrían en riesgo la paz y la justicia. Sus anuncios y
denuncias nacían de un interés genuino por proteger y mejorar la vida de todo
Israel. No podían callarse la boca ni voltearse para otro lado. El Evangelio
nos invita a practicar el diálogo y la corrección fraterna con la intención de
auxiliar a los hermanos que extraviaron la ruta. La corrección fraterna se ha
de vivir con honestidad y trasparencia
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 118, 137. 124
Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos;
muéstrate bondadoso con tu siervo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los
hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios, de quien nos viene la redención y a
quien debemos la filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto
amas, para que todos los que creemos en Cristo obtengamos la verdadera libertad
y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Si no amonestas al malvado, te pediré cuentas de su
vida.
Del libro del profeta Ezequiel: 33, 7-9
Esto dice el Señor: "A ti, hijo de hombre, te
he constituido centinela para la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de
mi boca, tú se la comunicarás de mi parte.
Si yo pronuncio sentencia de muerte contra un
hombre, porque es malvado, y tú no lo amonestas para que se aparte del mal
camino, el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré a ti cuentas de su
vida.
En cambio, si tú lo amonestas para que deje su mal
camino y él no lo deja, morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu
vida".
Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9.
R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios
que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R/.
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y
bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros su
pueblo, él nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No
endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus
padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/.
SEGUNDA LECTURA
Cumplir perfectamente la ley consiste en amar.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos:
13, 8-10
Hermanos: No tengan con nadie otra deuda que la del
amor mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la ley. En
efecto, los mandamientos que ordenan:
"No cometerás adulterio, no robarás, no
matarás, no darás falso testimonio, no codiciarás" y todos los otros, se
resumen en éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", pues quien
ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, cumplir perfectamente la
ley consiste en amar. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cor 5, 19
R/. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de
Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. R/.
EVANGELIO
Si tu hermano te escucha, lo habrás salvado.
Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha,
habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos
personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos.
Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le
hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra
quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado
en el cielo.
Yo les aseguro también, que si dos de ustedes se
ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo
concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio
de ellos".
Palabra del Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras
plegarias y atienda a nuestras peticiones. Digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te
rogamos, Señor.)
Por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le
conceda la paz y la unidad, la guarde de todo mal y acreciente el número de sus
hijos, roguemos al Señor.
Por la paz del mundo, para que cesen las
rivalidades entre las naciones, renazca en el corazón de los hombres el amor y
arraigue entre todos los pueblos la mutua comprensión, roguemos al señor.
Para que Dios, Padre todopoderoso, purifique al
mundo de todo error, devuelva la salud a los enfermos, aleje el hambre, abra
las prisiones injustas y conceda el regreso a los que añoran la patria,
roguemos al Señor.
Para que el Señor nos conceda perseverar en la fe
hasta el fin de nuestra vida y, después de la muerte, nos admite en el reino de
la felicidad, de la luz y de la paz, roguemos al Señor.
Señor Jesucristo, que has prometido que el Padre
del cielo escucharía la plegaria de los que se reúnen en tu nombre, danos un
espíritu y un corazón nuevo, para que, amándonos los unos a los otros,
cumplamos de verdad tu ley. Tú, que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, fuente de toda devoción sincera y de la
paz, concédenos honrar de tal manera, con estos dones, tu majestad, que, al
participar en estos santos misterios, todos quedemos unidos en un mismo sentir.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien,
compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María;
muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida
eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 41, 2-3
Como la cierva busca el agua de las fuentes, así,
sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concede, Señor, a tus fieles, a quienes alimentas y
vivificas con tu palabra y el sacramento del cielo, aprovechar de tal manera
tan grandes dones de tu Hijo amado, que merezcamos ser siempre partícipes de su
vida. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
El proceso de diálogo y reconciliación entre
ofensor y ofendido está lleno de dificultades. La emotividad, el resentimiento
y hasta el deseo de venganza alteran la capacidad de abordar un asunto de
manera serena. Ni siquiera entre padres e hijos resulta posible corregir,
sancionar y ejercer una labor de reorientación. El Evangelio nos invita a
corresponsabilizarnos con el proceso de diálogo y reconciliación fraterna. No
tiene sentido habituarnos a la indiferencia, ni mucho menos, volvernos
cómplices de los abusos de las personas que están bajo nuestra responsabilidad.
Alguna estudiosa de la violencia, recomienda que las madres de familia, en
particular, tengan el valor para marcar un alto y expresar su desacuerdo con el
hijo, esposo o pariente que esté involucrado en cualquier conducta violenta o
criminal. Una manera eficaz de aminorar la violencia es documentando los abusos
de los nuestros, en la comunidad en donde son conocidos. Por ahí van también
las recomendaciones del Señor Jesús en este Evangelio.
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