DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 26 de agosto 2018
ESPÍRITU Y VIDA
Entre las dos lecturas que nos comparte la liturgia dominical
apreciamos un clima parecido, tanto Josué como el Señor Jesús se confrontan con
su respectiva comunidad invitándolos a asumir una decisión radical. Josué les
plantea la disyuntiva de continuar sirviendo al Señor Dios, que los sacó de
Egipto o regresar al servicio de los dioses de sus antepasados. En el cierre
del capítulo sexto de san Juan, el Señor Jesús, que se presenta como el
verdadero pan del cielo, también les plantea una disyuntiva: permanecer con él
o retirarse, dado lo escandaloso de su mensaje. Ambos acontecimientos nos
permiten reafirmar que la vida de fe no puede ser jamás una imposición ni una
costumbre social, es necesario vivirla de manera libre y responsable. Cada
creyente tendrá que sopesar el precio de seguir a Jesús en espíritu y verdad,
asumiendo libremente las consecuencias.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 1-3
Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en
ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles,
impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, para que,
en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones
donde se halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
Del libro de Josué: 24, 1-2. 15-17. 18
En aquellos días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel
y reunió a los ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando
todos estuvieron en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo: "Si no
les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir: ¿a los
dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a
los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mi toca,
mi familia y yo serviremos al Señor". El pueblo respondió: "Lejos de
nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es
nuestro Dios; Él fue quien nos sacó de la esclavitud de Egipto, el que hizo
ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo el camino que recorrimos
y en los pueblos por donde pasamos. Así pues, también nosotros serviremos al
Señor, porque él es nuestro Dios". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 33,2-1 16-17. 18-19. 20-21. 22-23
R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me
siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Los ojos del Señor cuidan al justo, y a su clamor están atentos sus
oídos. Contra el malvado, en cambio, está el Señor, para borrar de la tierra su
recuerdo. R/.
Escucha el Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. El
Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. R/.
Muchas tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra.
Por los huesos del justo vela Dios, sin dejar que ninguno se le quiebre. Salva
el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en él esperan. R/.
SEGUNDA LECTURA
Este es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 5, 21-32
Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las
mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido
es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es
su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las
mujeres sean dóciles a sus maridos en todo. Maridos, amen a sus esposas como
Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola
con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda
resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e
inmaculada. Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que
son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su
propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la
Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su
padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es
un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr Jr 6, 63. 68R/. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida
eterna. R/.
EVANGELIO
Señor. ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 55.60-69
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera
comida y mi sangre es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos
discípulos de Jesús dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién
puede admitir eso?". Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos
murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo
del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la
carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida y
a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía
desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después
añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no
se lo concede". Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para
atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:
"¿También ustedes quieren dejarme?". Simón Pedro le respondió:
"Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros
creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios". Palabra del Señor. Gloria
a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que venga en nuestro auxilio y, por el
honor de su nombre, escuche nuestra oración. Digamos con fe y devoción: Te
rogamos, Señor. (R/.
Te rogamos, Señor.)Para que el Señor, en su infinita bondad, se acuerde
del Santo Padre, el Papa Francisco, de nuestro obispo N., y de todos los demás
obispos, que anuncian la palabra de Dios; para que bendiga a los sacerdotes y
diáconos y, en su gran misericordia se acuerde de todos los fieles que aman a
Jesucristo, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda a los que trabajan la tierra lluvias oportuna y
buenas cosechas, dé sabiduría a los investigadores, acierto a los que enseñan,
docilidad y constancia a los que estudian y otorgue a todos aquellos que
necesitan en cada momento, roguemos al Señor.
Para que el Señor infunda en el corazón de los pecadores un vivo y
sincero arrepentimiento de sus culpas, les conceda el perdón de sus pecados y
les dé fuerza para no recaer en el mal, a fin de que donde creció el pecado,
más desbordante sea la misericordia divina, roguemos al Señor.
Para que el Señor conceda sus dones a nuestros familiares, amigos,
bienhechores y a todos aquellos que queremos recordar, para que, a cambio de
las riquezas que nos han dado, obtengan las riquezas inmortales y, en lugar de
los bienes temporales, alcancen los bienes eternos, roguemos al Señor.
Señor Dios, que, por medio de Cristo, el Verbo eterno, nos has hecho
descubrir tu amor, escucha nuestras oraciones e ilumina a tus fieles con la luz
del Espíritu Santo, para que nada nos aleje de Cristo, el único que tiene
palabras de vida eterna, y vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que con un mismo y único sacrificio adquiriste para ti un pueblo
de adopción, concede, propicio, a tu Iglesia, los dones de la unidad y de la
paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15
La tierra está llena, Señor, de dones tuyos: el pan que sale de la
tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que la obra salvadora de tu misericordia fructifique
plenamente en nosotros, y haz que, con la ayuda continua de tu gracia de tal
manera tendamos a la perfección, que podamos siempre agradarte en todo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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