Domingo XVIII del Tiempo Ordinario Ciclo B
Domingo 5 de agosto 2018
EL PAN DE LA VIDA
La condición de los israelitas emigrantes por el
desierto pone de manifiesto la vulnerabilidad del ser humano. Estamos afectados
por la necesidad de bienes indispensables como el agua y el alimento. Cuando
éstos escasean aparece la inquietud y la incertidumbre. Mantenerse sereno en
dichas circunstancias parece imposible, así nos lo muestran los gritos
desesperados de los hijos de Israel que añoraban los días de la esclavitud,
cuando al menos tenían segura su ración de pan. El relato evangélico pone al
descubierto otra amenaza, la de las multitudes pragmáticas, que simulan vivir
como seguidores de Jesús, cuando en realidad solo buscan saciarse a costa suya.
Ambas escenas desvelan la fragilidad humana, estamos expuestos a limitaciones
biológicas básicas, que pueden arrancarnos la libertad de ánimo y convertirnos
en personas mezquinas e interesadas. Jesús pretende ensanchar el horizonte de
sus oyentes, invitándolos a buscar el alimento verdadero que nos asegura una
vida indestructible.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 69, 2. 6
Dios mío, ven en mi ayuda; Señor, date prisa en
socorrerme. Tú eres mi auxilio y mi salvación; Señor, no tardes.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Ayuda, Señor, a tus siervos, que imploran tu
continua benevolencia, y ya que se glorían de tenerte como su creador y su
guía, renueva en ellos tu obra creadora y consérvales los dones de tu
redención. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Voy a hacer que llueva pan del cielo.
Del libro del Éxodo: 16, 2-4.12-15
En aquellos días, toda la comunidad de los hijos de
Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: "Ojalá
hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a
las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Ustedes nos han traído a
este desierto para matar de hambre a toda esta multitud".
Entonces dijo el Señor a Moisés: "Voy a hacer
que llueva pan del cielo. Que el pueblo salga a recoger cada día lo que
necesita, pues quiero probar si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones
de los hijos de Israel. Diles de parte mía: 'Por la tarde comerán carne y por
la mañana se hartarán de pan, para que sepan que yo soy el Señor, su Dios'.
Aquella misma tarde, una bandada de codornices
cubrió el campamento. A la mañana siguiente había en torno a él una capa de
rocío que, al evaporarse, dejó el suelo cubierto con una especie de polvo
blanco semejante a la escarcha. Al ver eso, los israelitas se dijeron unos a
otros: "¿Qué es esto?", pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
"Este es el pan que el Señor les da por alimento". Palabra de Dios.
T. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 77, 3.4bc. 23-24.25.54
R/. El Señor les dio pan del cielo.
Cuanto hemos escuchado y conocemos del poder del
Señor y de su gloria, cuanto nos han narrado nuestros padres, nuestros hijos lo
oirán de nuestra boca. R/.
A las nubes mandó desde lo alto que abrieran las
compuertas de los cielos; hizo llover maná sobre su pueblo, trigo celeste envió
como alimento. R/.
Así el hombre comió pan de los ángeles; Dios le dio
de comer en abundancia y luego los condujo hasta la tierra y el monte que su
diestra conquistara. R/.
SEGUNDA LECTURA
Revístanse del nuevo yo, creado a imagen de Dios.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4,
17. 20-24
Hermanos: Declaro y doy testimonio en el Señor, de
que no deben ustedes vivir como los paganos, que proceden conforme a lo vano de
sus criterios. Esto no es lo que ustedes han aprendido de Cristo; han oído
hablar de él y en él han sido adoctrinados, conforme a la verdad de Jesús. Él
les ha enseñado a abandonar su antiguo modo de vivir, ese viejo yo, corrompido
por deseos de placer. Dejen que el Espíritu renueve su mente y revístanse del
nuevo yo, creado a imagen de Dios, en la justicia y en la santidad de la
verdad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 4
R/. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda
palabra que sale de la boca de Dios.
EVANGELIO
El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en
mí nunca tendrá sed.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 24-35
En aquel tiempo, cuando la gente vio que en aquella
parte del lago no estaban Jesús ni sus discípulos, se embarcaron y fueron a
Cafarnaúm para buscar a Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le
preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste acá?". Jesús les contestó:
"Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto signos,
sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese
alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que
les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su
sello".
Ellos le dijeron: "¿Qué necesitamos para
llevar a cabo las obras de Dios?". Respondió Jesús: "La obra de Dios
consiste en que crean en aquel a quien Él ha enviado". Entonces la gente
le preguntó a Jesús: "¿Qué signo vas a realizar tú, para que lo veamos y
podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el
desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo".
Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue
Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan
del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al
mundo".
Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de
ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene
a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, pidámosle que
escuche nuestras oraciones y roguémosle con fe que venga en auxilio de nuestras
necesidades, digamos confiadamente: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Oremos por el Papa Francisco, por nuestro obispo
N., por todos los obispos y sacerdotes, para que el Señor los haga santos y les
conceda el espíritu de sabiduría a fin de que proclamen con rectitud la
verdadera palabra. Roguemos al Señor.
Oremos por los que están lejos de sus hogares, por
los viajeros, por los que se encuentran en peligro, para que el Señor les
conceda un ángel que los proteja y los aleje de todo mal. Roguemos al Señor.
Oremos por los hombres de todos los pueblos y de
todas las religiones, para que el Señor les revele su bondad y dirija su camino
hacia el conocimiento de la verdad plena. Roguemos al Señor.
Oremos por nuestros hermanos que han muerto en el
Señor; que Dios perdone sus pecados, acoja sus almas junto a él y los conduzca
al lugar del descanso, de la luz y de la paz. Roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has confiado al hombre las
riquezas inmensas de la creación, escucha las oraciones de tu Iglesia y no
permitas que falte a ninguno de tus hijos el pan de cada día, y suscita en
nosotros el deseo de tu palabra, para que podamos saciar aquella hambre de
verdad que tú mismo infundes en nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, por tu piedad, estos dones y al
recibir en oblación este sacrificio espiritual, conviértenos para ti en una
perenne ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por
su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud
del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real,
nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sb 16, 20
Yo soy el pan de vida, dice el Señor. Quien venga a
mí no tendrá hambre, y quien crea en mí no tendrá sed.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Acompaña, Señor, con tu permanente auxilio, a
quienes renuevas con el don celestial, y a quienes no dejas de proteger,
concédeles ser cada vez más dignos de la eterna redención. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario