jueves, 2 de agosto de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20180805




UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

Cuando se dispone de un mínimo de bienestar seguro, resulta muy difícil comprender la desesperanza de los "sin techo", de los emigrantes y los desplazados. Los relatos bíblicos que escuchamos este domingo (Ex 16, 2-4.12-15; Ef 4, 17. 20-24; Jn 6, 24-35) son una llamada de atención para que no terminemos atrapados por la globalización de la indiferencia o peor aún, infectados por ínfulas supremacistas visibles en tantos países prósperos o enmascarada en conductas racistas y discriminatorias en nuestro país. El Señor se compadece del hambre y la sed de los israelitas porque es misericordioso. Cuando existe la convicción solidaria suficiente encontramos formas y ocasiones de traducirla en iniciativas generosas. La caridad, la justicia social, el empleo bien remunerado, las políticas públicas equitativas serán distintas expresiones que podremos implementar para responder al llamado que Dios nos hace a reconocerlo en la persona de los necesitados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario