sábado, 18 de agosto de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20180819




UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

Nosotros, los que confesamos la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, en su Palabra y en la comunidad que participa en la fracción del pan, estamos abiertos a la dimensión simbólica del cuerpo de Cristo. Los que comulgamos con él, nos alimentamos de la mesa de su Palabra y de la mesa de la Eucaristía. Se produce una íntima comunión con él y a su vez, se debe generar una comunión profunda entre todos los participantes. Participando de un único pan y un único cáliz, nos conformamos como el Cuerpo místico de Cristo. Desde esta espiritualidad hemos de enfrentar la nueva pandemia, la de la aporofobia (rechazo a los pobres), que acertadamente explica la filósofa española Adela Cortina. Se rechaza al otro, no por ser de otra etnia o de otra cultura, sino precisamente porque es pobre y carece de recursos.
Por eso los pobres migrantes y desplazados resultan despreciables ante una sociedad que solo aprecia el valor de los bienes materiales.

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