Una tarea sobresale entre otras. Es necesario aprender a
reconocer en nuestros días el auténtico mensaje de Jesús. Los que hablan en
nombre de Jesús realizan interpretaciones dispares de su mensaje. Unos acogen a
los migrantes en nombre de Jesús y otros más, creen dar gloria a Dios,
hostigando a esos mismos migrantes. Unos cristianos defienden unos valores
sociales y otros se oponen a los mismos valores. Cada persona cree estar del
lado correcto. Si regresamos al relato evangélico [1] podemos darnos cuenta de
que es indispensable reconocer la voz y el genuino mensaje de Jesús. Jesús no es
equiparable a un líder que regala cuotas de poder, ni beneficios materiales a
corto plazo. Los
mediadores que pretendemos hablar en su nombre, podemos envolver su mensaje en
nuestras particulares convicciones personales. No es recomendable regalar
nuestro asentimiento a quien no viva en conformidad con la compasión y el amor
que Jesús vivió y enseñó.
[1] "Mis ovejas escuchan mi
voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán
jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es
superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y
yo somos uno". Juan: 10, 27-30
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