sábado, 18 de mayo de 2019

DOMINGO V DE PASCUA Ciclo C Domingo 19 de mayo 2019







PERSEVERAR EN LA FE


Con este capítulo comienza el llamado Libro de la Gloria, el Señor Jesús va a manifestar su gloria a través de su humillación en la cruz y su consecuente exaltación. Él sabe de la inminencia de tales acontecimientos y así lo comunica: "me queda muy poco de estar con ustedes". De ahí que transmita las últimas recomendaciones a sus discípulos y les herede una especie de testamento espiritual, comunicándoles un mandato nuevo y fundamental en la vida cristiana: el del amor recíproco a la manera como Jesús amó. Esa actitud y esa forma de vivir se convertirá en el distintivo de los verdaderos discípulos. En los Hechos de los Apóstoles Pablo y Bernabé ofrecen también sus respectivas recomendaciones finales a las iglesias fundadas durante el primer viaje misionero. Se avecinan dificultades y persecuciones. Cuando estas vengan, sabrán que están en el camino del Reinado de Dios.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 97, 1 -2

Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, lleva a su plenitud en nosotros el sacramento pascual, para que, a quienes te dignaste renovar por el santo bautismo, les hagas posible, con el auxilio de tu protección, abundar en frutos buenos, y alcanzar los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Contaban a la comunidad cristiana lo que había hecho Dios por medio de ellos

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 14, 21b-27

En aquellos días, volvieron Pablo y Bernabé a Listra, Iconio y Antioquía, y ahí animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad designaban presbíteros, y con oraciones y ayunos los encomendaban al Señor, en quien habían creído.
Atravesaron luego Pisidia y llegaron a Pan filia; predicaron en Perge y llegaron a Atalía. De ahí se embarcaron para Antioquía, de donde habían salido con la gracia de Dios, para la misión que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la comunidad y les contaron lo que había hecho Dios por medio de ellos y cómo les había abierto a los paganos las puertas de la fe. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 144, 8-9. 10-11. 12-13ab

R/. Bendeciré al Señor eternamente. Aleluya.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.

Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre, y tu imperio, por todas las generaciones. R/.


SEGUNDA LECTURA

Dios les enjugará todas sus lágrimas.

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 21,1-5

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no exista. También vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia, que va a desposarse con su prometido.
Oí una gran voz, que venía del cielo, que decía: "Ésta es la morada de Dios con los hombres; vivirá con ellos como su Dios y ellos serán su pueblo. Dios les enjugará todas sus lágrimas y ya no habrá muerte ni duelo, ni penas ni llantos, porque ya todo lo antiguo terminó".
Entonces el que estaba sentado en el trono, dijo:
"Ahora yo voy a hacer nuevas todas las cosas". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34
R/. Aleluya, aleluya.

Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R/.


EVANGELIO

Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros

Del santo Evangelio según san Juan: 13, 31-33.34-35

Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

CREDO de los Apóstoles

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.


PLEGARIA UNIVERSAL

Invoquemos a Cristo, camino verdad y vida y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)

Para que Cristo, esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.

Para que Cristo, piedra angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la buena nueva de la resurrección, roguemos al Señor.

Para que Cristo, estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje del dolor las penas de los que sufren, roguemos al Señor.
Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los hombres que desconocen la victoria dela resurrección, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que, en tu Hijo Jesucristo, has hecho que todo sea nuevo, escucha nuestra oración y haz que asumamos, como distintivo de nuestra vida el mandamiento del amor, y que te amemos a ti y a los hermanos como tú nos has amado, para que el mundo te conozca a ti y a tu Hijo Jesucristo. Él, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO

Prefacio V De Pascua

Cristo, sacerdote y victima

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque él, con la oblación de su cuerpo en la cruz, llevó a plenitud los sacrificios de la antigua alianza, y al entregarse a ti por nuestra salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 1. 5

Yo soy la vid verdadera y ustedes los sarmientos, dice el Señor; si permanecen en mí y yo en ustedes darán fruto abundante. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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