viernes, 24 de mayo de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190526




En cada época la Iglesia va enfrentando desafíos especiales. Con mayor rapidez se suceden los cambios en nuestra sociedad, de ahí que sea urgente mantenernos atentos para descifrar los acontecimientos significativos y frecuentes, que conmocionan y suscitan esperanza en la humanidad. La lectura de los signos de los tiempos es un camino para discernir la voluntad de Dios. Los cristianos de mediados del siglo I tuvieron que estar atentos a la búsqueda de salvación presente en hombres y mujeres de las grandes ciudades del Mediterráneo y responder con la misma actitud que Jesús atendió a las personas de su tiempo. En el Concilio de Jerusalén la Iglesia no traía consigo un recetario ni un manual para enfrentar las situaciones emergentes. El camino de la oración, la escucha y el diálogo se convirtió en el modelo para atender los nuevos retos pastorales. La Iglesia actual enfrenta sus propios dilemas y tendrá que proceder en conformidad con ese modelo.

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