San Lucas (Lc 24, 46-53) enfatiza, en el relato dela Ascensión,
que se ha verificado un cambio de época. El tiempo y la misión de Jesús en la
tierra de Israel ha llegado a su término, ahora da inicio el tiempo de la
misión cristiana. El mensajero Jesús se convierte en mensaje. En el nombre de
Jesús se ofrece el perdón y la reconciliación a quien se decida a creer. El
cumplimiento de tan grande misión excedía las capacidades de los discípulos.
Eran demasiado débiles y carentes de elocuencia para convencer a los sabios y
entendidos. Jesús los alecciona asegurándoles que la misión de proclamar el
mensaje será cumplida con la fuerza de Dios. La misión continúa
sobrepasándonos. Nuestra indiferencia y debilidad nos desalientan. El Espíritu
del Padre que nos ungió desde el bautismo, nos sigue fortaleciendo para servir
a los hermanos, viviendo como lo que somos: hijos del Dios misericordioso y
fiel que resucitó a su Hijo.
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