viernes, 20 de septiembre de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190922


El derecho al trabajo digno y bien remunerado es una protección que no se puede pisotear. Algunas medidas tomadas recientemente en el país "descobijan a un santo para cobijar a otro". Las ayudas a los adultos mayores a las personas con alguna discapacidad son incuestionables. Quienes no pueden emplearse en este mundo tan competido, necesitan del apoyo solidario de la sociedad. No obstante, parece injusto aplicar a rajatabla una política de despidos de manera indiscriminada. El lamento del Evangelio ha resonado con transparencia en la vida de muchos empleados del sector público: "¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me quita el empleo?" (Lc, 16 3). El abuso de poder es contrario al bienestar general. No es justo ofrecer dádivas a costa de derechos legítimos de terceros. La justa demanda social que pide poner un freno al dispendio y a los privilegios es digna de reconocimiento y apoyo ciudadano. Las reformas se tendrán que hacer con bisturí y no con machete.

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