LAS ALTAS MIRAS DEL DISCIPULADO
Vistas las exigencias del Señor Jesús "de
tejas abajo" como suele decirse, resultan incomprensibles. El
desprendimiento absoluto de toda posesión, la disposición a cargar con la cruz
y el sufrimiento, lo mismo que la desconexión de los vínculos familiares, son
exigencias que generan conflictos internos. El discípulo parece quedar
demasiado vulnerable sin redes de afecto y sin un mínimo de certidumbre para
solventar las necesidades básicas. Por eso mismo el Señor Jesús recurre a dos
comparaciones, la de la guerra y la construcción, para invitar a los suyos a
considerar la magnitud del reto cristiano antes de iniciarlo. El libro de la
Sabiduría puede despejar nuestra incertidumbre al recordarnos que la comprensión
del designio divino no es fruto de la inteligencia humana, sino de la sabiduría
que nos ofrece el Espíritu. Quien aprenda a rastrear las cosas del cielo podrá
comprender el misterio del seguimiento de Cristo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 118, 137. 124
Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos;
muéstrate bondadoso con tu siervo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios, de quien nos viene la redención y a
quien debemos la filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto
amas, para que todos los que creemos en Cristo obtengamos la verdadera libertad
y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
¿Quién es el hombre que puede conocer los designios
de Dios?
Del libro de la Sabiduría: 9,13-19
¿Quién es el hombre que puede conocer los designios
de Dios? ¿Quién es el que puede saber lo que el Señor tiene dispuesto? Los
pensamientos de los mortales son inseguros y sus razonamientos pueden
equivocarse, porque un cuerpo corruptible hace pesada el alma y el barro de que
estamos hechos entorpece el entendimiento.
Con dificultad conocemos lo que hay sobre la tierra
y a duras penas encontramos lo que está a nuestro alcance. ¿Quién podrá
descubrir lo que hay en el cielo? ¿Quién conocerá tus designios, si tú no le
das la sabiduría, enviando tu santo espíritu desde lo alto?
Sólo con esa sabiduría lograron los hombres
enderezar sus caminos y conocer lo que te agrada. Sólo con esa sabiduría se
salvaron, Señor, los que te agradaron desde el principio.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14.17
R/. Tú eres, Señor, nuestro refugio.
Tú haces volver al polvo a los humanos, diciendo a
los mortales que retornen. Mil años para ti son como un día que ya pasó; como
una breve noche. R/.
Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante
a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y
se seca. R/.
Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos
sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta
cuándo? R/.
Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la
vida toda. Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos, puedan mirar tus obras y tu
gloria. R/.
SEGUNDA LECTURA
Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano
amadísimo.
De la carta del apóstol san Pablo a Filemón: 9-10.
12-17
Querido hermano: Yo, Pablo, ya anciano y ahora,
además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor
de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí, en la cárcel.
Te lo envío. Recíbelo como a mí mismo. Yo hubiera
querido retenerlo conmigo, para que en tu lugar me atendiera, mientras estoy
preso por la causa del Evangelio. Pero no he querido hacer nada sin tu
consentimiento, para que el favor que me haces no sea como por obligación, sino
por tu propia voluntad.
Tal vez él fue apartado de ti por un breve tiempo,
a fin de que lo recuperaras para siempre, pero ya no como esclavo, sino como
algo mejor que un esclavo, como hermano amadísimo. Él ya lo es para mí. ¡Cuánto
más habrá de serlo para ti, no sólo por su calidad de hombre, sino de hermano
en Cristo! Por lo tanto, si me consideras como compañero tuyo, recíbelo como a
mí mismo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 118. 135
R/. Aleluya, aleluya.
Señor, mira benignamente a tus siervos y enséñanos
a cumplir tus mandamientos. R/.
EVANGELIO
El que no renuncie a todos sus bienes no puede ser
mi discípulo
Del santo Evangelio según san Lucas: 14, 25-33
En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran
muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:
"Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a
su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus
hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su
cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una
torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué
terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda
acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: 'Este
hombre comenzó a construir y no pudo terminar'.
¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone
primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro
del que viene contra él con veinte mil?” Porque si no, cuando el otro esté aún
lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz. Así
pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi
discípulo". Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras
plegarias y atienda a nuestras peticiones. Digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te
rogamos, Señor.)
Por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le
conceda la paz y la unidad, la guarde de todo mal y acreciente el número de sus
hijos, roguemos al Señor.
Por la paz del mundo, para que cesen las
rivalidades entre las naciones, renazca en el corazón de los hombres el amor y
arraigue entre todos los pueblos la mutua comprensión, roguemos al señor.
Para que Dios, Padre todopoderoso, purifique al
mundo de todo error, devuelva la salud a los enfermos, aleje el hambre, abra
las prisiones injustas y conceda el regreso a los que añoran la patria,
roguemos al Señor.
Para que el Señor nos conceda perseverar en la fe
hasta el fin de nuestra vida y, después de la muerte, nos admite en el reino de
la felicidad, de la luz y de la paz, roguemos al Señor.
Señor, Dios todopoderoso y eterno, que sabes que
apenas conocemos las cosas de la tierra y con trabajo descubrimos el rastro de
las del cielo, escucha nuestras oraciones y envíanos la sabiduría de tu
Espíritu, para que, como verdaderos discípulos de tu Hijo, llevemos nuestra
cruz de cada día y, unidos a él, sigamos fielmente tus caminos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, fuente de toda devoción sincera y de la
paz, concédenos honrar de tal manera, con estos dones, tu majestad, que, al
participar en estos santos misterios, todos quedemos unidos en un mismo sentir.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de
Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
poderoso y eterno. Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no
sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad,
sino también el haber previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y
así con lo que fue la causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la
salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo
eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 41, 2-3
Como la cierva busca el agua de las fuentes, así,
sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concede, Señor, a tus fieles, a quienes alimentas y
vivificas con tu palabra y el sacramento del cielo, aprovechar de tal manera
tan grandes dones de tu Hijo amado, que merezcamos ser siempre partícipes de su
vida. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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