viernes, 11 de septiembre de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200913


La desmemoria nos hace cometer abusos imperdonables. Por el contrario, el recuerdo de la compasión que Dios nos ha regalado incesantemente nos habrá de ayudar a compadecernos de los necesitados. El olvido, nos dice el libro del Deuteronomio, es fuente de pecado e injusticias. De ahí la reiterada invitación a recordar y repetir las grandes hazañas de Dios. Quien medite y reflexione sobre la magnanimidad del Padre celestial, manifestada en las numerosas bendiciones que a diario nos ofrece, tendrá entrañas de misericordia para compadecerse y auxiliar a migrantes, enfermos de COVID-19, desempleados y demás personas que atraviesan situaciones sumamente graves. La gratuidad con la cual Dios nos muestra su amor nos exhorta a vivir agradecidamente con él. La mejor forma de hacerlo es viviendo la solidaridad con los desamparados.

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