sábado, 26 de septiembre de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200927

 

No es fácil teorizar sobre el perdón y la justicia, mucho menos cuando uno está pasando por una situación confortable y muchos otros sufren problemas enormes. No es fácil conciliar el amor de Dios con el maltrato que sufren numerosas personas a manos de gente brutal y violenta. Esposas golpeadas por su marido, hijos maltratados por sus padres no entienden dónde estaba la mirada amorosa de Dios mientras ellos sufrían violencia. En esas circunstancias no es posible apreciar los signos del Padre amoroso. De ahí que quienes creemos en el Dios rico en misericordia, estemos llamados a documentar con nuestra paciencia, solidaridad y compasión el rostro del Padre bueno ante los que sufren. La práctica de la compasión no es un boleto de ingreso al cielo, es la mínima muestra de gratitud que se nos pide a quienes hemos recibido numerosas muestras del amor del Padre bueno a lo largo de nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario