Una lección de
sensatez y realismo. Jesús sabe lo complicado del interrogante que le plantean.
Camina sobre el filo de la navaja y no se deja enredar. En circunstancias
totalmente distintas a las que vivían los contemporáneos de Jesús, podemos
recuperar el núcleo del mensaje. Las personas no debemos fe ciega a ninguna
causa noble, llámese como se llame. La libertad que tenemos no debe
sacrificarse en aras de ningún proyecto político. La capacidad de disentir y
decir que no a todas aquellas políticas públicas, a todos los usos sociales que
juzguemos contrarios a los valores cristianos o a los ideales humanitarios más
genuinos, es una obligación del discípulo de Jesús. No somos borregos del
rebaño del César, ni de dirigente alguno. Para ser libres nos liberó Cristo
Jesús, no podemos hipotecar nuestra capacidad crítica de manera ingenua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario