LOS VIÑADORES IMPRODUCTIVOS
Is 5, 1-7; Flp 4, 6-9; Mt 21.33-43
Dos relatos con un aire de familia encontramos
presentes entre dos libros separados por muchos siglos. Tanto el capítulo
quinto de Isaías como el vigésimo primero del Evangelio de san Mateo se ocupan
del tema de una viña improductiva. Vale advertir que el Evangelio de san Mateo
cita expresamente al profeta Isaías. Las atenciones que el Señor ha realizado
en favor de Israel, su pueblo han sido numerosas: el viñador cuidó
absolutamente de todos los detalles, pensando en conseguir una vendimia
abundante. El profeta subraya la esterilidad del pueblo: La viña del Señor es
la casa de Israel que produjo asesinatos y violencia. El Evangelio de san Mateo
destaca de manera especial el abuso de poder de parte de los dirigentes. Israel
disfrutó de un tratamiento cuidadoso de parte de Dios y no modificó
significativamente sus relaciones humanas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Est 4, 17
En tu voluntad, Señor, está puesto el universo, y
no hay quien pueda resistirse a ella. Tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y
todo lo que está bajo el firmamento; tú eres Señor del universo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que en la abundancia de
tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama
sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda
inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro
Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La viña del Señor es la casa de Israel.
Del libro del profeta Isaías: 5, 1-7
Voy a cantar, en nombre de mi amado, una canción a
su viña. Mi amado tenía una viña en una ladera fértil. Removió la tierra, quitó
las piedras y plantó en ella vides selectas; edificó en medio una torre y
excavó un lagar. Él esperaba que su viña diera buenas uvas, pero la viña dio
uvas agrias.
Ahora bien, habitantes de Jerusalén y gente de
Judá, yo les ruego, sean jueces entre mi viña y yo. ¿Qué más pude hacer por mi
viña, que yo no lo hiciera? ¿Por qué cuando yo esperaba que diera uvas buenas,
las dio agrias?
Ahora voy a darles a conocer lo que haré con mi
viña; le quitaré su cerca y será destrozada. Derribaré su tapia y será pisoteada.
La convertiré en un erial, nadie la podará ni le quitará los cardos, crecerán
en ella los abrojos y las espinas, mandaré a las nubes que no lluevan sobre
ella.
Pues bien, la viña del Señor de los ejércitos es la
casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación preferida. El Señor
esperaba de ellos que obraran rectamente y ellos, en cambio, cometieron
iniquidades; él esperaba justicia y sólo se oyen reclamaciones. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 79, 9 y 12.13-14.15-16.19-20.
R/. La viña del Señor es la casa de Israel.
Señor, tú trajiste de Egipto una vid, arrojaste de
aquí a los paganos y la plantaste; ella extendió sus sarmientos hasta el mar y
sus brotes llegaban hasta el río. R/.
Señor, ¿por qué has derribado su cerca, de modo que
puedan saquear tu viña los que pasan, pisotearla los animales salvajes, y las
bestias del campo, destrozarla? R/.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira
tú viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú
mismo cultivaste. R/.
Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y
alabaremos tu poder. Restablécenos, Señor, Dios de los ejércitos, míranos con
bondad y estaremos a salvo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Obren bien y el Dios de la paz estará con ustedes.
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses:
4, 6-9
Hermanos: No se inquieten por nada; más bien
presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica,
llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia,
custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, aprecien todo lo que es
verdadero y noble, cuánto hay de justo y puro, todo lo que es amable y honroso,
todo lo que sea virtud y merezca elogio. Pongan por obra cuanto han aprendido y
recibido de mí, todo lo que yo he dicho y me han visto hacer; y el Dios de la
paz estará con ustedes. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 15, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para
que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R/.
EVANGELIO
Arrendará el viñedo a otros viñadores.
Del santo Evangelio según san Mateo: 21, 33-43
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes
y a los ancianos del pueblo esta parábola: "Había una vez un propietario
que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó
una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de
viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus
criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se
apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo
apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y
los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando:
'A mi hijo lo respetarán'. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos
a otros: 'Éste es el heredero. Vamos a matado y nos quedaremos con su
herencia'. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo,
¿qué hará con esos viñadores?". Ellos le respondieron: "Dará muerte
terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le
entreguen los frutos a su tiempo".
Entonces Jesús les dijo: "¿No han leído nunca
en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra
angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a
ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus
frutos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestra plegaria al Señor con
aquella confianza filial que el Espíritu Santo suscita en nuestros corazones, y
digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que la Iglesia, mediante la santidad de sus
fieles y el celo de sus ministros, anuncie a todos los hombres y realice en
todos los pueblos la salvación de Dios, roguemos al Señor.
Para que el Señor ayude a los gobernantes, a fin de
que se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo, el progreso y la
libertad religiosa, roguemos al Señor.
Para que las naciones que sufren a causa de las
guerras vean alejarse de sus pueblos las crueldades, la violencia, la
destrucción y las lágrimas, roguemos al Señor.
Para que el Señor ilumine los ojos de nuestro
corazón, a fin de que sepamos descubrir la esperanza de gloria a la que nos ha
llamado, roguemos al Señor.
Protege, Señor, con amor constante a tu Iglesia y
no abandones la viña que tú mismo has plantado; cultívala con misericordia,
enriquécela incesantemente con sarmientos vigorosos y haz que, injertados en
Cristo, la verdadera cepa, todos demos frutos abundantes de vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, el sacrificio que tú mismo nos
mandaste ofrecer, y, por estos sagrados misterios, que celebramos en
cumplimiento de nuestro servicio, dígnate llevar a cabo en nosotros la
santificación que proviene de tu redención. Por Jesucristo. nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por
su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud
del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real,
nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lm 3, 25
Bueno es el Señor con los que en él confían, con
aquellos que lo buscan.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios omnipotente, saciados con este alimento y
bebida celestiales, concédenos ser transformados en aquel a quien hemos
recibido en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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