sábado, 24 de octubre de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20201025

 

En tiempos revueltos como los nuestros, donde el racismo, la discriminación y la aporofobia (rechazo a los pobres) siguen lastimando a nuestra sociedad, conviene traducir las implicaciones de este mensaje de Jesús. No es posible considerarse discípulo de Jesús y a la vez, atrincherarse en la defensa del propio bienestar a costa de la negación del bienestar general. Quienes pretendamos vivir el seguimiento de Cristo habremos de servirlo y honrarlo en la persona de los desamparados. El cristianismo no queda reducido a palabras altisonantes ni a fervorosas celebraciones de culto. Es una vivencia espiritual que nos permite experimentar el amor del Padre misericordioso y que además nos urge a traducirlo en actitudes de respeto cuidadoso por los hermanos que atraviesan desempleo, desarraigo, enfermedad, discriminación o cualquier otra adversidad.

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