En su
Declaración sobre las religiones no cristianas (Nostra aetate), el Concilio
Vaticano II abandona la antigua posición de que la verdad existe únicamente dentro
de la Iglesia Católica y afirma que las religiones no cristianas "no pocas
veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres
(n. 2)". En otros documentos, el Concilio afirma que tal verdad puede
encontrarse en dimensiones no religiosas de la vida fuera de los límites
explícitos del catolicismo. En realidad, éste no es un concepto nuevo. En los
tiempos bíblicos, los autores descubrieron la verdad hasta en las mitologías de
otras religiones, no sin purificarla, por supuesto, de los sedimentos negativos
que los seres humanos tienden a añadir. Tenemos que hacer lo mismo hoy con
otras religiones, con la ciencia, las artes, y todos los demás dominios de la
vida humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario