martes, 13 de diciembre de 2022

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20221218

 

«El Hijo de Dios hace su entrada en la bajeza de este mundo, descendiendo desde el trono celestial,

sin dejar la gloria que tiene junto al Padre, siendo engendrado en un nuevo orden de cosas. En un nuevo orden de cosas, porque el que era invisible por su naturaleza se hace visible en la nuestra, el que era inaccesible a nuestra mente quiso hacerse accesible, el que existía antes del tiempo empezó a existir en el tiempo, el Señor de todo el universo, velando la inmensidad de su majestad, asume la condición de esclavo, el Dios impasible e inmortal se digna hacerse hombre pasible y sujeto a las leyes de muerte. El mismo que es Dios verdadero es también hombre verdadero, y en él, con toda verdad, se unen la pequeñez del hombre y la grandeza de Dios. Ni Dios sufre cambio alguno con esta dignación de su piedad, ni el hombre queda destruido al ser elevado a esta dignidad. Cada una de las dos naturalezas realiza sus actos propios en comunión con la otra, a saber, la Palabra realiza lo que es propio de la Palabra, y la carne lo que es propio de la carne. En cuanto que es la Palabra, brilla por sus milagros; en cuanto que es carne, sucumbe a las injurias. Y así como la Palabra retiene su gloria igual al Padre, así también su carne conserva la naturaleza propia de nuestra raza. La misma y única persona, no nos cansaremos de repetir/o, es verdaderamente Hijo de Dios y verdaderamente Hijo del hombre. Es Dios, porque en el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios; es hombre, porque la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» (San león Magno [c.390·461] 45° Papa de la Iglesia. De sus Cartas).


 


No hay comentarios:

Publicar un comentario